"Un viajero sediento camina por el desierto; ve la sombra de un ave de rapiña, pero no al ave. Si mira hacia el cielo el sol lo ciega. Sólo ve la sombra amenazante haciendo círculos cada vez más cerrados, cada vez más cerca."
(Escribe Antonio Santa Ana en "Los ojos del perro siberiano".)
...y dos páginas más adelante, en el mismo libro: "Tal vez lo bueno de los abismos sea que se pueden hacer puentes para cruzarlos."
ResponderBorrarPienso entonces que Angela me regaló este libro para mi hija, recomendándomelo como literatura para adolescentes.
(Pienso también en mis limitaciones como ingeniero vial, que ciertamente no soy...)
...hace mucho que no leía un libro entero en un solo día. Y me tocó un libro caratulado como literatura infantil-juvenil.
ResponderBorrarQué idiotez importante, los rótulos.
pero cómo sabe que el sol lo va a cegar?? si no miró nunca para arriba... en caso contrario, de haberlo hecho, ya estaría ciego... no?
ResponderBorrarLos rótulos siempre fueron idiotas... tanto los ajenos como los propios...
Manu, te digo sinceramente que uno puede estar enceguecido nada más que por un rato, ya sea que hables literalmente -del sentido de la vista- o de otro tipo de enceguecimiento (el que es propio de las pasiones).
ResponderBorrarProbá de mirar un día directo al sol, nada más que por un segundo (no quiero que te lastimes) y te vas a dar cuenta.
creo que igual hubiese mirado...
ResponderBorrarno sé
queria decir: me consuela saber que no soy la única que hace mucho no sube nada...
saludos!
...Sucede, precisamente, que se ha instalado una sombra alrededor. O tal vez arriba. O quizás aquí dentro. Sea como sea, es esta sombra la que ha impuesto este lapso de silencio.
ResponderBorrar