Perrotriste.
Harto de perrotriste.
Definitivamente cansado de él.
Traigan ya las cuerdas para ahorcarlo,
arsénico para envenenarlo,
una pistola para reventar
su tonto corazón de un balazo,
maderas y clavos para crucificarlo.
Que todos vean, que todos sepan.
Que sirva como escarmiento.
Pero si mato a perrotriste,
¿qué quedará de mí, si yo soy él?
Estuve leyendo luego de no dar una vuelta por acá hace tiempo. Muy bueno tu espacio Germán!
ResponderBorrarLo agrego como enlace en mi modesto blog.
Un abrazo!