Pienso que esto último no me sirve de consuelo. Y también que sólo necesita consuelo quien espera algo diferente de que le es posible alcanzar. De modo que simplemente soy tonto. Además de ignorante. Hombres fáusticos, eso somos. Me pregunto si serlo -o si hacerme tantas preguntas- estará inscripto en nuestra naturaleza. O si será posible hallar otros rumbos.
Hay una nube en el cielo.
Una hermosa nube
que se recorta con nitidez
en el fondo de un cielo límpido.
A los pocos minutos se desvanece.
La nube persiste en mi recuerdo un tiempo,
algunas horas, algunos años.
Finalmente también el recuerdo se desvanece.
¿Cuál habrá sido el sentido de la existencia de aquella nube, que curiosamente no llegó a plantearse nunca el sentido de su propia existencia? Y si yo no hubiese levantado la vista al cielo aquella tarde, y nadie más la hubiese visto... ¿la nube así y todo hubiese existido? ¿Hay manera de saberlo? Acaso hubiese habido de todos modos nube. Pero no sentido, ni tampoco preguntas, ni recuerdos, ni palabras.
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