Víslumbré entonces la imagen de un grupo de gente. Me esperaban. Pero no estaban realmente allí. Era más bien como una imagen en una pantalla, o como una escena montada con cierta torpeza. Cuando los miré de frente, comenzaron a aplaudir. Pensé que se trataba de una situación absurda, y al mismo tiempo irreal. Decidí no hacerles caso, sabiendo que de ese modo desaparecerían. Así sucedió. Fue entonces cuando, al mirar hacia un costado, lo veo aparecer a mi viejo.
一¡Papá!... 一exclamé emocionado, y lo estreché de inmediato entre mis brazos一. Te extrañé tanto...
De inmediato me corregí: "Te extraño tanto". Y mientras comenzaba a llorar, perdido entre sus brazos, logré añadir: "No tenés idea... Tendría tantas cosas para contarte".
El simplemente me dijo: "Yo también". Todo lo demás me lo expresó en su abrazo, que fue más de lo que podría explicar aquí con palabras. Después, todo se desvaneció, excepto mi llanto y la sensación del abrazo contenedor. Desperté. Y despierto es que elijo quedarme con la idea de que no todo fue una simple ilusión. Que los sueños a veces nos conectan con algo que no logramos percibir mientras estamos despiertos.

