Ojalá borrar los restos de un amor perdido
fuese algo tan sencillo como enterrar
el triste cadáver de un gato muerto.
Pero no.
La pala se hunde en la tierra,
abre en ella una ávida boca, la remueve,
va haciendo crecer el oscuro pozo
que aguarda ansioso como un presagio.
Allí quedará el manso bulto,
frío y tieso, envuelto en un viejo trapo
que hace las veces de mortaja.
La tierra cae encima, implacable.
Pero no.
No se trata solamente de un gato muerto.
Sabe la podredumbre que mejores manjares
habrán de llegar cuando sea el momento
y aguarda paciente por ellos.
Vale decir, por nosotros.
Por vos y también por mí,
que ahora mismo empujo una vez más
la dura hoja de metal con mi pie
para que se hunda en la tierra,
polvo somos y al polvo regresamos,
otra palada que cae sobre el triste despojo,
pronto los gusanos se abrirán paso en la carroña.
Yo me pregunto cuánto tiempo más
nos quedará para seguir pensando en todo esto.
Para seguir escribiendo palabras que intentan
en vano llenar vacíos irremediables.
Pero no.
Nos hemos ya casi olvidado del pobre gato;
ya ves, así de frágil también es nuestra memoria,
y sin embargo, mientras yo viva no habrá
tierra en el mundo que pueda tapar
el hueco que dejó tu ausencia,
ni el dolor por mi culpa de haberte perdido.
martes, junio 30, 2015
En ocasión de Tracy
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
sábado, junio 27, 2015
Sueño 150627
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
jueves, junio 25, 2015
Silencio
No soy yo quien escribe esto.
Lo escribe el fantasma de quien alguna vez fui.
Lo lamento, pero no tengo nada más para ofrecer.
Ya lo he dado todo: lo mejor y también lo peor de mí.
De lo último podrán dar fe quienes me padecieron.
De lo anterior, acaso alguien brinde testimonio,
o tal vez no, aunque realmente poco importa.
Por mi parte, ninguna cosa más puedo dar
excepto estas pocas palabras sueltas,
mientras me guardo en el refugio
de la quietud y mi silencio.
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
sábado, junio 20, 2015
Soledades
Hay un error bastante común, que pasa por suponer que dos personas que sufren de soledad puedan, al reunirse una con la otra, hacerse recíproca compañía. Por lo general, las cosas no se dan de este modo. Pues cuando una persona lleva instalada una soledad adentro suyo, cuando se siente sola de verdad, radical e irremisiblemente sola, no puede ofrecerse a nadie, ni puede tampoco recibir compañía, por bienintencionada que sea. Pero no debe creerse que se trata de desinterés, ni de desprecio, ni de soberbia, ni mucho menos de maldad, por más que ese solitario pueda lastimar a quien se atreva a acercarse demasiado. El problema es que su soledad lo absorbe todo. Es por eso que ninguna persona podrá llegar hasta él para completarlo, ni para arrancarlo de su ostracismo. Por paradójico que parezca, muchas veces quien está solo debe resolver su problema sin nadie más. Debe descubrir la manera de dejar de estar solo aprendiendo a estar consigo mismo. Solo después de haber superado esta etapa podrá acercarse a otras personas y otras personas podrán acercarse a él sin correr el riesgo de ser absorbidos por la nada.
Por supuesto, como toda regla, también ésta tiene sus excepciones.
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
viernes, junio 19, 2015
Enfocarse
Mi mamá, mi papá y mi hija.
Pero sobre todo mi hija.
Al menos por ahora.
Aunque también puede ser porque sí, no más.
O como dijo alguien una vez: aunque sea por orgullo.
O porque, total, ya estamos aquí, al fin y al cabo,
y no tenemos nada nada nada que perder
excepto, claro, la chance en sí misma,
la posibilidad de hacer algo con esto,
con todo esto, porque siempre hay
algo con lo cual se puede hacer.
Me descubro de pronto a mí mismo
diciendo que es preferible enfocarse
en todo lo que tenemos antes que
en lo mucho que nos falta,
o en lo tanto que hemos perdido.
Sólo me resta ser capaz de escucharme,
de prestarme un poco de atención,
de hacerme algo más de caso.
Siempre hay algo, siempre.
Aunque sea este dolor, que es algo.
Aunque sea este tibio arroyo corriendo
por la mejilla hasta la comisura de mi boca.
Aunque sea la ocasión de volver a escuchar
una vez más un concierto de Mozart.
Aunque sea este miedo.
O el viento en la cara.
O el gusto del chocolate.
O el sabor de las cerezas.
O la esperanza vana
de volver a sentir sus dedos
recorriendo mi rostro en una caricia
que sigo esperando después de todos estos años
y sin embargo nunca nunca nunca llega.
Germán A. Serain
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
martes, junio 16, 2015
Elogio de la prudencia
Todo lo que el hombre hace y construye,
absolutamente todo, desde el gesto más fugaz
hasta El Quijote o las pirámides de Egipto,
está tristemente destinado a desaparecer
tarde o temprano, de la faz de la Tierra
tanto como de la memoria de los hombres.
En cambio, aquello que el hombre destruye,
lo destruye de una vez y para siempre.
Esto es algo que deberíamos tener presente
antes de acometer cualquier acción,
pues más allá de nuestras intenciones
aquello que rompamos ya no podrá
volver a ser como era antes nunca más.
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
lunes, junio 15, 2015
Peces sombríos (un sueño)
Llueve...
Ha llovido copiosamente.
Ahora una llovizna pertinaz
sigue cayendo en la tarde sombría.
En los charcos que el agua ha formado
sobre el asfalto una miríada de peces agoniza.
Se asfixian sin saber por qué están allí,
sin comprender de dónde han venido.
Tampoco yo comprendo
pero igual sigo caminando,
para evitar correr la misma suerte.
En uno de los espejos más grande que el resto,
además de los peces veo morir un cisne gris.
También él yace exánime, desarticulado,
o acaso respira un poco todavía.
Estoy ahora despierto,
o por lo menos eso me parece,
pero no logro quitar estas imágenes
inquietantes de mi cabeza.
Estoy acostado,
desnudo y con frío.
No logro moverme,
pero presto atención y escucho:
afuera llueve, y es lluvia copiosa.
Publicadas por
Germán A. Serain
1 comentarios
Identidad
Este no soy yo.
O tal vez sí, no estoy seguro.
En todo caso
hoy ya no tengo idea de quién
haya sido aquel
que creí ser yo hasta no hace mucho.
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
domingo, junio 14, 2015
Condenado
Este no soy yo.
O tal vez sí, no estoy seguro.
En todo caso hoy ya no tengo idea
de quién haya sido aquel
que creí ser yo hasta no hace mucho.
Es mentira que los hombres no cambian.
Y verdad es que cambiamos todo el tiempo.
De otro modo no hubiésemos podido
lanzarnos a caminar,
ni a dominar las palabras,
y aquí estamos, sin embargo,
intentando exorcizar viejos maleficios
paso tras paso,
palabra tras palabra,
lágrimas que caen en silencio.
Venimos al mundo sin saber
y de a poco vamos aprendiendo:
nos golpeamos y aprendemos,
nos caemos y aprendemos,
herimos a quien amamos
y comprendemos muy tarde
lo mucho que nos falta entender.
Me pregunto si habrá sido
realmente necesario llegar a ser aquel
miserable que hoy yace en mi triste memoria
sólo para encontrarme ahora aquí,
pero decir aquí es preguntarse adónde,
y saber que a duras penas llegamos
hasta la eterna incertidumbre,
al dolor causado con nuestros pecados,
esos que ya no tienen vuelta atrás
ni redención posible.
Es mentira que los hombres no cambian.
Así como el río jamás es el mismo
tampoco es el mismo jamás el hombre.
Pero sin perdón, nada de esto
importa en demasía.
En definitiva hoy soy esto:
apenas un condenado.
Germán A. Serain
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios
domingo, junio 07, 2015
Lo que somos
Publicadas por
Germán A. Serain
0
comentarios