sábado, marzo 31, 2018

Como un niño tengo miedo

Hoy me atrevo a confesarlo
tengo miedo
como un niño tengo miedo
de tantas cosas que no entiendo
tengo miedo de fracasar
de salir a la calle solo
miedo de que no me quieran
miedo de que dejes de quererme
miedo de no poder
hacerle frente a la muerte
en esa hora fatal que
el poeta describe como la tragedia
de la vida que concluye
sin que uno haya vivido
tengo miedo y lo confieso
y eso es lo único que me salva
de ser un completo cobarde.


sábado, marzo 24, 2018

Poema sin título

Llueve, torrencialmente llueve.
Y por alguna razón me regocijo con la lluvia,
con este diluvio que cae desde el cielo oscuro,
atravesado cada tanto por refucilos
que desgarran la noche por un instante.
Y todo sucede como si no hubiese un mañana,
o como si de repente no importara,
y tal vez en verdad no importe.
Abro la ventana y salgo al balcón;
la lluvia me empapa.
Entonces abro mi boca y bebo,
dejo que la lluvia entre en mi cuerpo
y tal vez sueño con que ella tenga el poder
de lavar algo de todo lo que está mal en el mundo.
Aunque no creo que sea posible,
es solamente lluvia, al fin y al cabo.
Y sin embargo
qué es este torpe remedo de bautismo,
de qué indecible crimen intento redimirme,
o se tratará acaso de un vano intento
por limpiar toda la imperfección
que me hace humano,
como si hubiese tenido
la posibilidad de elegir ser
alguna otra cosa distinta de esto que soy,
inútil sacerdote de una religión que no existe.

jueves, marzo 08, 2018

Poema sin título

Hoy estuve dando vueltas todo el día.
No sé bien qué andaba buscando,
si es que acaso buscaba algo.
Pero en todo caso no lo encontré,
y regresé a mi casa, a mi pequeño
monoambiente alquilado,
con las manos vacías.
Ahora es de noche y salgo al balcón
acompañado por un pote de helado
y de repente las cosas parecen
tener un incierto sentido.
Un sentido que no comprendo,
por supuesto,
pero un sentido al fin.
Observo las luces de la ciudad,
un par de siluetas que se mueven
detrás de ventanas lejanas.
Allí está la gente,
cada persona una historia,
algunas esperanzas,
un montón de miedos,
de secretos, de soledades.
Y aquí estoy yo en mi balcón,
con mi pote de helado.
Una silueta más,
para quien esté observando.
Si es que acaso alguien más,
en toda esta ciudad adormecida,
repentinamente calma,
ocupa su tiempo en observar el mundo,
o en intentar comprenderlo.
Quién sabe si entre tanta soledad
alguien no será capaz
de encontrar alguna razón de ser,
alguna respuesta, algún motivo.