lunes, noviembre 19, 2012

Requiem para un payaso

La vida tiene estas cosas:
todos los días hay gente que nace,
y también están los que se mueren.
Así ha sido siempre
desde que el mundo es mundo
y así seguirá siendo
por siempre jamás, amén.
Pero cuando muere un payaso
hay algo distinto que se rompe.
Cuando un payaso se muere
cierta incredulidad nos asalta
y en el cielo las estrellas
parecen llorar en silencio,
y no podría ser de otro modo.
Mientras tanto, aquí en el mundo,
el niño que alguna vez fue
y disfrutó con sus ocurrencias
se pregunta dónde ha quedado la infancia,
qué habrá sido de aquella inocencia,
y puede también que se mire
un instante en el espejo
y comprenda,
 un poco triste,
el paso del tiempo,
ese implacable.

In Memoriam Emilio "Miliki" Aragón Bermúdez 
(1929-2012)



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