Estoy solo.
Vale decir, en compañía
de todos aquellos que
me acompañaron
quisieron, aguantaron,
aconsejaron bien,
hicieron mal,
o no hicieron nada
a pesar de haberme visto
derrumbado en el fango.
Mi padre, mi madre, mi hija,
mis maestros, mis amores,
los demonios que me torturaron,
todos están presentes de algún modo
en este hombre que se debate
entre la inocencia y el desespero,
la fragilidad de la vida
y la eternidad de la muerte.
Sin embargo, si vanamente intento
exorcizar la noche con palabras
es porque lo único capaz
de acallar el incesante
rumor de la nada
sería sentir ahora el calor
de tu cuerpo desnudo a mi lado.
Justo en este minuto,
cuando estás en otra parte.
martes, abril 26, 2022
Compañías y soledades
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