Ay, la muerte,
ese espanto, ese horror,
ese final que abre, empero,
el rumbo hacia dos nuevos tiempos,
ambos crueles, irreales,
el de la siempre ficticia memoria
de aquello que fue, enmascarado
por las brumas del tiempo o el deseo,
y el de todo aquello otro que
acaso podría haber sido
de habernos animado
a hablar a tiempo,
de haber oprimido el botón verde
en lugar del rojo,
de haber elegido la puerta blanca
en lugar de la azul,
y todo así, todo el tiempo,
en todas partes,
elegimos sin saber
que la vida es tan frágil.
jueves, octubre 16, 2025
Ay, la muerte
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