lunes, mayo 05, 2025

Pascuas

Y qué hubiese sucedido
si Jesucristo hubiera muerto
allá en la antigua Galilea
no en la cruz sino de viejo
derrumbado su cuerpo en un catre
perdido en una choza anónima
en su rostro un rictus misterioso 
una mueca que tanto podría
ser una tranquila sonrisa
o una huella de la frustración
tanta vida para nada
o para mucho.

Cuál hubiese sido el destino
de tanta misa y tanto rezo
tanta crueldad y tanto espanto
enmascarado en credos vanos
blasfemos y criminales
si no se hubiera entregado al suplicio
esto nos preguntamos nosotros
pero acaso Jesús ahora mismo
piense en María Magdalena
en la pasión de la carne
que cede no al látigo
sino a las tentaciones
y a la impiedad del tiempo.

Jesucristo ahora suspira
y se mueve con dificultad
tendido en su camastro medita
sobre el arquitecto del universo
sobre el anonimato de no ser
quien en unos siglos habite los templos
y las oraciones de cada creyente
y de cada hereje arrepentido
rememora tantas profecías vanas
y se pregunta si habrá valido la pena
haber rechazado el martirio
a cambio de vivir como hombre
y perderse en el olvido.

Acaso también se pregunte
qué habrá sido de ella
o si aún es capaz de recordar
el aroma de esa piel
o cómo hubiesen sido las cosas
de haberse arriesgado
al camino de la cruz
aunque puede que sepa
que ya no importa.
Jesús musita un nombre
algo que suena a un “dios mío”
y luego expira.
Sobre el tejado de aquella choza
copulan dos palomas.