miércoles, febrero 27, 2013

Desconocidos

Una mitad del mundo desconoce qué es lo que hace, piensa o siente la otra mitad. Esto tanto vale para las naciones, las clases sociales, los credos, las ideologías, como para los padres y sus hijos, los maestros y sus alumnos, quienes escriben y quienes leen, y hasta para las personas que comparten con un otro sus sábanas y sus cuerpos. Pero lo más grave del caso es que mayormente estamos convencidos de que el otro está obligado a comprendernos, y que si no lo hace es porque es un necio. Somos eso: unos eternos desconocidos.

martes, febrero 26, 2013

Paradoja

Cada vez le encuentro más sentido a la palabra "sinsentido".
Creo que la vida está hecha, acaso íntegramente, de ese curioso material.


sábado, febrero 23, 2013

Mahler

Escucho pasajes de algunas de las sinfonías de Gustav Mahler, se diría que casi al azar. Me pregunto cómo es posible que esta música alguna vez me haya parecido pretenciosa y oscura, cuando en este momento la percibo rebosante de una belleza indescriptible. Es evidente que la sensibilidad no es algo invariable, y que está regida por reglas que no son establecidas por la razón. Y está muy bien que así sea. Lo que entonces nos pareció pretencioso y oscuro, nos lo pareció de manera sincera. Lo que hoy nos resulta maravilloso, también. Sincerarnos con nuestra emoción y acercarnos a lo que nos hace bien en el momento indicado nos permitirá sacar lo mejor de nosotros mismos en el contacto con esta magia.

Desvelo

El cuerpo reposa
inmóvil
la conciencia
indica que
todavía estamos
dormidos
de repente
adviene la certeza lúcida
de saber que algún día
más o menos lejano
este mismo cuerpo
así igual de quieto
ya no volverá
a moverse
jamás
y esa certidumbre
es el espanto
porque entonces
busco moverme
para saber
que aun sigo vivo
y descubro que no sé
cómo hacerlo
pienso
mas no logro moverme
y comprendo
que alguna vez
será exactamente así
mi cuerpo inerte
insensible
sólo que no estaré
dormido
entonces la mano
se cierra sobre un mechón
y se mueve con gesto violento
arrancando lastimando
despertando al menos
de esa extraña duermevela
llega el llanto aliviador
cuántas veces no deseamos
llorar nada más
para saber
que seguimos vivos
salvo claro está
que sigamos soñando
o que así sea la muerte
que al fin y al cabo
poco y nada sabemos
de ella salvo que es
inevitable.

viernes, febrero 22, 2013

Tres textos breves

Carpe Diem

El tiempo no dejará de nosotros
ni siquiera un triste recuerdo.
Sólo tenemos el ahora,
el evasivo momento
que escapa en este
preciso instante
de nuestras manos,
las tuyas y las mías,
de una vez y para siempre.
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Reflexión de tono trágico pero cierta

Que un día, de repente, 
se acaben todos los problemas 
que tenía una persona, 
no significa necesariamente 
que haya encontrado una sola
solución para los mismos.
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Desierto, oasis, espejismo

La sed se magnifica en el desierto,
cuando tenemos al fin el oasis a la vista.
Y se convierte en enorme agobio al pensar
que quizás no se trate más que de un espejismo.

jueves, febrero 21, 2013

Arañas



En esta hora melancólica,
me tienta declararla absurda,
en la cual el día se escapa
sin remedio y para siempre,
me descubro otra vez
desesperadamente solo.

Pronto llegará la noche
y con ella tal vez de nuevo
la pesadilla en que las arañas
tejen su capullo, la fatal mortaja,
como un recordatorio claro
de la ineludible muerte.

Vos no estás aquí conmigo
para contenerme y consolarme.
Será por eso que de repente
me sorprendo pensando otra vez
en estos inconfesables espantos.

La tarde transcurre, inconmovible,
y yo arrastro mi pobre alma cansada
sobre mis espaldas, lo mejor que puedo.
Solo el miedo a las arañas que vienen
por mí en cuanto me ven desprevenido
me impulsa a seguir adelante.

Pero vos no estás aquí conmigo,
y yo tengo cada vez menos ganas,
y menos fuerzas, y menos todo.

miércoles, febrero 20, 2013

Felicidad y cinismo

La felicidad es nada más que una ilusión. Por supuesto, una ilusión vana, como todas las ilusiones. No alcanzo a comprender entonces por qué razón le damos tanta importancia al asunto. Tal vez comprender a fondo esta cuestión nos libraría de muchos malestares. 

A partir de cierto día Jorge Luis Borges comenzó a decir que ya no sería feliz, y que tal vez no importara: "Hay tantas otras cosas en el mundo", remataba. Por supuesto, todos sabemos que Borges solía ser un cínico. (Aunque en defensa de Borges debería añadir que a veces el cinismo es la única manera que uno tiene de sobrevivirse.)

domingo, febrero 17, 2013

El otro como espejo

"Siempre fuiste mi espejo. Quiero decir que para verme tenía que mirarte." 
Curioso modo tiene para decir las cosas mi gran amigo, Julio Cortázar. La frase me hace pensar que las personas que realmente nos importan son inevitablemente eso: espejos. Sin esas personas nuestra existencia sencillamente pierde sentido. Dicho esto en el sentido de que dejamos, en cierto modo, de percibirnos y comprendernos. Por supuesto, a lo anterior cabría añadir que, lo mismo que en los circos, a veces hay espejos que deforman, que nos hacen más gordos, más flacos, más altos, más petisos. Y por supuesto, uno siempre elige (parece al fin y al cabo razonable que así sea) aquellos espejos que nos hagan ver más hermosos, interesantes, apuestos, inteligentes... 

Lo interesante, entonces, es que hay diferentes clases de espejos. Algunos hay ante los cuales esperamos ver si estamos bien peinados, si los dientes nos han quedado limpios tras el cepillado o si la remera que nos hemos puesto nos favorece. Vale decir, buscamos en ellos cierta realidad objetiva, que de algún modo hay que llamarla, por más que también (espejito espejito, dime quién es el más bonito...) esperemos que su devolución sea por lo menos amable. Pero cuando uno busca un espejo en el otro, busca una fantasía, la profundidad y la pasión de ciertos anhelos inconfesables, en ocasiones incluso para nosotros mismos. Y en algunos pocos casos, el otro no solamente nos refleja, sino que además nos convierte. 

Son casos parecidos a los de aquellos espejos que imaginó Lewis Carroll, por ejemplo. O a los ojos de unas pocas personas, como las referidas por el querido Julio. Por todo esto es muy importante elegir como espejo a otros que nos hagan desear vernos reflejados, por lo menos, como mejores personas.


jueves, febrero 14, 2013

Otra luna en el agua

Hoy alguien me dijo algo extraño: 
que la magia no existe.
Cuando la gente habla de magia,
por un curioso malentendido
termina trastocando las cosas
de modo tal que piensa en asuntos
relacionados con levitaciones,
conjuros, varitas y hechiceros,
cuando debería estar claro que
no se trata de nada de eso.

La magia existe allí donde
lo que solemos llamar 'la realidad'
queda de pronto en suspenso,
y se abre paso una dimensión paralela,
diferente, aunque no menos cierta.
La magia existe allí donde
el tiempo pierde sustento;
allí donde las reglas cambian,
al punto de desconocer
las leyes de la contradicción.

Hay magia en la literatura,
y en cualquier forma del arte.
Hay magia en el amor,
o en algunas miradas,
o en un crepúsculo,
o en ciertos paisajes
a determinada hora del día.
Hay magia, por ejemplo,
en una luna temblando
mientras se refleja en el agua.

miércoles, febrero 13, 2013

La piedra en el lago

El Maestro intenta demostrar las cualidades de la permanencia. Para ello toma una piedra, se la muestra a su discípulo, quien observa con atención su forma, su rugosidad, sus particulares vetas, y luego, sin mediar palabra, la arroja a las aguas mansas de un lago, que se agitan brevemente con el impacto. Al rato dice: "¿Has visto? Al golpear la roca contra el agua, ésta se ha agitado. Pero luego de un momento todo ha vuelto a estar como era antes." 

Tras un minuto de silencio, el discípulo replica: "Maestro, es verdad que las aguas han vuelto a estar calmas, como lo estaban antes de que arrojaras la piedra. Pero esa piedra que me has mostrado, única e irrepetible, como nosotros mismos, ahora se encuentra en el fondo del lago. Y sigue siendo la misma piedra, pero también ha cambiado, pues jamás volverá a estar en la mano de ningún hombre, y ya nadie podrá observarla de nuevo como lo hice yo hace un rato."


martes, febrero 12, 2013

La vida breve

Nuestro gran problema, humildes mortales como somos, es que la vida, al menos hasta donde sabemos, es una sola. Y pese a eso intuimos que nuestro potencial nos permitiría llevar adelante varias vidas diferentes, muchas veces incompatibles una con la otra. Por eso en ciertas ocasiones pareciera que somos contradictorios. Pero no se trata de contradicción, sino de pasión. La pasión que desborda ante la contemplación de una vida demasiado breve, que se nos escapa de las manos en el preciso momento de estar escribiendo o leyendo estas mismas líneas.

lunes, febrero 11, 2013

La imperfección divina

M.: Me pongo un segundo en el lugar de Dios y me da escalofríos. Explicame qué pensó el pelotudo al que se le dio por inventar la bomba nuclear... Explicame todas las inconsistencias humanas... ¿Dios se habrá imaginado en su momento todo esto?

G.: Es fácil: el tipo de la bomba estaba jugando a ser Dios. Y acaso Dios, en el momento de crearnos, estaba jugando a dejar de ser, por un instante, una entidad perfecta.

domingo, febrero 10, 2013

Ficciones, XI


El característico zumbido del teléfono celular me indica que he recibido un nuevo mensaje y me distrae de mis cavilaciones. Oprimir entonces el botón que enciende la pantalla, para ver de qué se trata, echar un vistazo y descubrir que sos vos, “buen día, cómo estás”, siempre me gusta recibir mensajes tuyos, tus saludos siempre amables. Repasar entonces rápidamente cuál será la respuesta más adecuada, bien/mal, cuál de estas dos palabras se adecua más a la realidad del día, la mente humana trabaja así, en base a formulaciones duales, blancos y negros, nada de escalas de grises y cosas raras, y me digo que en las encuestas está siempre la opción salvadora del NS/NC, no sabe no contesta, pero en este caso sería de mala educación no responder a tu mensaje, y poner "no tengo idea" no quedaría bien, incluso cuando pudiera ser justo la respuesta más sincera, ya ves, a veces las preguntas aparentemente más sencillas pueden llegar a ser las más complejas, a ver... ¿Cómo estoy? ¿En qué sentido lo preguntás? ¿Qué es lo que quisieras saber? ¿Te referís a lo económico, a lo laboral, a la salud, a lo anímico?... ¿Me hablás de lo estrictamente presente o de cierta proyección a un futuro inmediato? “Te pregunto cómo estás en promedio”, te imagino respondiendo, con un gesto como de reto, y sí, es verdad, siempre somos algo así como un promedio, siempre todo es un más o menos, ponele, una representación imaginaria, en definitiva. Pero la respuesta sigue siendo complicada. Porque estoy sinceramente bien en algunos aspectos, y terriblemente mal en otros. Bien de salud, hasta que se demuestre lo contrario. Padeciendo la cruz de lo laboral, como todos, pero sería mucho peor si esa cruz no estuviese. Feliz de haber asomado el hocico a una nueva jornada. Pero llevando en mi mochila esta eterna melancolía crónica que vos ya sabés, o que acaso desconozcas. Y sí, ya sé que anoche hablamos por teléfono y te pareció que estaba todo bien. Es más: no lo recuerdo con exactitud, pero es probable que vos me hayas preguntado “cómo estas”, y yo “muy bien”, pero fueron una pregunta y una respuesta como al pasar, o por lo menos la respuesta lo fue, y es verdad que también hoy podría haber respondido tu mensaje así, con un bien/mal, ya descartamos la posibilidad del NS/NC, pero me equivoqué y me puse a pensar dos segundos en qué responder para ser sincero, y acá estamos, fijate el atolladero en el cual nos hemos metido, yo puesto a responderte, vos condenada a soportar mis vueltas, sé que no es justo, pero nadie dijo que lo sería. Pero ahora de repente me pongo a pensar cuál habrá sido la última vez en que, puesto yo ante una pregunta semejante, hubiese podido responder sin tantas reflexiones ni dudas “bien, estoy definitivamente bien, pues nada necesito más de lo que tengo en este momento”, cuál podrá haber sido ese fugaz instante fáustico en el cual yo hubiese podido expresar “detente, eres tan bello”, y cuando ya estoy a punto de renunciar al intento, por parecerme infructuoso, te vislumbro a vos, a la hora del crepúsculo, tendida desnuda al lado mío, tus cabellos enredados en mis dedos, mi cuerpo sintiendo el calor de tu piel, ese ha sido el momento, el de plenitud, el que yo instintivamente rescato, el que necesito volver a vivir, y sé que a vos no te gustaría que te diese esta respuesta, pero no encuentro ninguna otra, cuando un bocinazo a mis espaldas me arranca violentamente de mis pensamientos. “Bien, gracias”, tipeo entonces con rapidez, y oprimo el botón de enviar mi mensaje de respuesta.