lunes, mayo 27, 2013

Belleza para seguir vivo

Subo al auto, enciendo la radio. En la radio suena la Balada Nº 1 de Chopin. No es ninguna sorpresa: yo mismo la he programado. Pero entonces, sencillamente, no logro contener las lágrimas. ¿Es la belleza de la música lo que me hace llorar? ¿Es la inevitabilidad de la existencia? ¿O acaso es algo más que no llego a discernir? No tengo ninguna respuesta. Me limito entonces a dejarme ser, del modo en que me sale, mientras me digo, eso sí, que esa música es tan bella, en el instante en que suena, que justifica el seguir vivo.

viernes, mayo 24, 2013

Perrotriste

Perrotriste.
Harto de perrotriste.
Definitivamente cansado de él.
Traigan ya las cuerdas para ahorcarlo,
arsénico para envenenarlo,
una pistola para reventar
su tonto corazón de un balazo,
maderas y clavos para crucificarlo.
Que todos vean, que todos sepan.
Que sirva como escarmiento.
Pero si mato a perrotriste,
¿qué quedará de mí, si yo soy él?



Revelaciones

Acabo de descubrir el origen de este malestar constante y sin remedio: sencillamente estoy cansado de ser yo.

martes, mayo 21, 2013

Para tener presente

Dice Erasmo de Rotterdam, en su Elogio de la Locura:

"Si pudierais observar desde la Luna la inenarrable confusión de los mortales, pensaríais ver una multitud de moscas o mosquitos riñendo entre sí, luchando, tendiéndose trampas, robándose, burlándose unos de otros, holgándose, naciendo, enfermando, muriendo. No se puede creer qué tumultos, qué tragedias se producen entre esos insignificantes animalillos que tan pronto perecen."

lunes, mayo 20, 2013

Necesidades

Existen diferentes clases de necesidad, tenés que entender esto. Uno necesita el aire, o el agua, o alimentos, para poder seguir viviendo. Pero también se necesita la música, o la poesía, y por más que uno pueda seguir viviendo sin estas cosas, el valor de esa vida que se vive no será el mismo.

domingo, mayo 19, 2013

Cuatro personajes ficticios para una historia breve basada en hechos cotidianos

Un pensador alemán, un filósofo japonés, un teólogo libanés y un politólogo argentino se encuentran una tarde en un bar de Marsella para debatir sobre la vigencia de las ideas de Heidegger en el contexto sociopolítico de Africa del Sur en la segunda mitad del siglo XX. Ninguno de los cuatro conoce el idioma de los otros tres, ni tampoco ningún otro lenguaje en común que puedan utilizar para conversar entre ellos. Tampoco los asiste ningún traductor. A nadie le debería extrañar, en semejante contexto, que estos cuatro no logren entenderse, ni mucho menos puedan construir acuerdos, vislumbrar coincidencias, generar un intercambio de ideas sano y constructivo... Lo curioso, en todo caso, lo que realmente cuesta entender, pero también lo interesante del caso en cuestión, es que ninguno de estos cuatro alcance a comprender realmente cuál es el motivo por el cual esos otros tres necios que tiene delante no logran asimilar los argumentos tan razonables que él ha estado exponiendo en vano durante horas.

sábado, mayo 18, 2013

Obituario

Ya lo ves, al final es así para todos:
se mueren los malos,
del mismo modo en que mueren
y se seguirán muriendo
los buenos.
Se mueren las víctimas,
pero a la larga también los victimarios.
Los que humillan y los humillados.
Los que desprecian y los despreciados.
Los pobres y los ricos.
Los imbéciles y los poetas.
Los bellos y los no agraciados.
Quienes fueron amados
y los que jamás encontraron
a quien se compadeciera de ellos.
Para todos llega el final.
El momento en que dejamos de respirar,
el instante en que dejamos de latir
y comenzamos a convertirnos en un despojo,
si es que ya no lo éramos desde antes,
cuando todavía parecíamos vivos.
Para todos llega igual...
Y sin embargo no es lo mismo.
Nunca es lo mismo,
porque la muerte es el final,
pero lo que importa es el mientras tanto.
El instante en en cual somos
y lo que hacemos con él.
Allí está planteado el desafío.

jueves, mayo 16, 2013

Poema acerca de (Palabras II)

De más está decirlo,
cada uno lidia como mejor puede
con ese monstruo que.
Por más que en definitiva
la cosa sea más o menos siempre
la misma para todos,
llamalo amores contrariados,
miedo a la muerte,
ilusiones desvanecidas
o como prefieras.
Cada uno se defiende como puede,
como mejor le sale.
Si yo escribo, por ejemplo,
es porque no encontré todavía
una manera más efectiva
de hacerle frente a.
Es nada más un gesto,
como el de quien se pellizca
intentando despertar de un sueño,
o para comprobar, por el contrario,
que en realidad no está soñando.
(Como si no fuese posible soñar dolores...)
O como ese otro que se pincha un dedo
nada más que para comprobar que
todavía sigue vivo.
Mis palabras son como una aguja
con pretensión de poesía.


Palabras I

No hay peor tumba
para las palabras
que el silencio
que se desprende del olvido.
Cuántas palabras 
no yacerán ya
en esa tumba.
Incluso éstas
que ahora escribo
no tendrán, pobrecillas,
ningún mejor destino.
Entonces ¿para qué seguir escribiendo?
Tal vez para buscar un eco
que resuene y nos revele algo
que todavía ignoramos
de nosotros mismos.

martes, mayo 14, 2013

El orgasmo de Dios


Por supuesto que Dios existe.
O existió alguna vez, por lo menos.
De lo contrario hoy no tendríamos mundo
ni estaríamos nosotros para poblarlo.
Veo a mi hija dormir, tranquila,
ajena al mundo y a mis cavilaciones.
Me digo entonces que al menos
alguna cosa he hecho 
bien en la vida.
El orgasmo de Dios creó el universo,
antes de retirarse para
 dejarnos solos,
a la merced de oscuros azares
y sin noticia de su divino paradero.

Otro orgasmo, en este caso mío,
marcó el inicio de la vida de mi hija.
Y no es que busque compararme con nadie,
pero mi trabajo también fue realizado
y viéndola dormir sé que ha sido bueno;
mas yo no me he ido a ninguna parte.
No soy ningún Dios, de más está decirlo.
Pero algunas veces también quisiera
poder descansar de mí mismo.

G.S. 2013

domingo, mayo 05, 2013

"Que el sentido común te proteja"

 

"Que el sentido común te proteja" 
dice el graffiti a todo el que quiera leerlo. 
Yo me pregunto qué carajos querrá decir eso. 
 En realidad no es que me interese a mí: 
es mi estúpido sentido común quien se lo pregunta. 

"El sentido común es el más común de los sentidos" 
recuerdo entonces que decía Descartes 
a todo aquel que mostrara interés en escucharlo.
Para él todos solemos pensar que tenemos 
sentido común suficiente para evaluar el mundo. 

 Pues bien, basta ya mismo de eso. 
Yo me rebelo y declaro 
 en este preciso momento
a través de este sencillo acto
 tener menos sentido común que un pato. 

 Así que dejen ya de lado la estúpida pretensión 
 de que yo deba entender todas esas cosas 
 que definitivamente no entiendo. 
 Intenten explicarme, si lo desean. 
Procuren, eso sí, ser suficientemente claros.

miércoles, mayo 01, 2013

Gestos correctos en el lugar errado

Ya se sabe que los poemas tienen su unidad. Que no merecen ser desmembrados. Pero por alguna razón en ocasiones un verso, o acaso su eco que resuena en alguna parte, te mira a los ojos, te abofetea, te besa en la boca, despegándose del resto. En esos casos no hay nada que hacer. Resulta en vano resistirse. 

"Hacer los gestos correctos en el lugar errado." 

Este es el verso en cuestión esta vez, robado a la poetisa Diana Bellesi. Y entonces se me ocurre que también sería posible considerar lo contrario; vale decir: 

"Hacer los gestos equivocados en el lugar correcto". 

En cualquiera de los dos casos el resultado nos dejará en ascuas. Pero aunque el resultado sea similar, hay una enorme y sustancial diferencia entre lo segundo y lo primero, entre lo primero y lo segundo. Dilucidar ante cuál de estas dos alternativas nos encontramos cuando las cosas parecen no querer salir como uno lo desea es un desafío complejo, pero necesario.