domingo, mayo 31, 2015

La vida es esto

Es imposible,
como agarrar el agua con las manos.
Imposible y hermoso,
como intentar beberse todo el aire de un golpe.
Acaso más sabio sería entregarnos al río,
convertirnos con él en uno,
en lugar de tanto preguntarnos
adónde nos conduce la corriente.
La vida es esto:
un destino incierto,
un poco de belleza,
un par de imposibles
y un transcurrir mientras tanto,
intentando aprender cada día todo otra vez,
y luego olvidarlo,
para poder al día siguiente
aprenderlo todo de nuevo.

Germán A. Serain

martes, mayo 26, 2015

Refugio

Somos dos soledades
que se encuentran, sólo eso.
Dos desilusiones, dos desesperanzas,
dos náufragos en medio del mar
que coinciden, de repente,
en un punto de la nada.
Somos dos almas heridas,
que perdieron el rumbo
en algún recodo del camino
tropezando y cayendo
y han debido seguir la marcha
sin saber cómo ni dónde
sin brújula ni luces
y sin perdón
y sin embargo
en ese preciso punto
en el cual nos encontramos
nos convertimos en oasis
en mutuo rescate
en refugio.

lunes, mayo 25, 2015

Presente

El presente,
incierto e inasible,
es lo que transcurre,
convirtiéndose en pasado,
en el preciso momento en que
terminás de leer este verso.
Así también es la vida.

domingo, mayo 24, 2015

Deshoras (sin relojes que marquen el tiempo)

El reloj ya no marca las horas.
Sus agujas desorbitadas apuntan
a cualquier parte, sin sentido.
Es cualquier tiempo y ninguno
aunque sé que es noche cerrada
y adivino afuera las nubes que
ocultan las estrellas en el cielo.
También sé que vos no estás.
Acaso sea esa la razón de que
el tiempo se haya detenido.

Escribir, entonces, escribir
es un modo de hacer tiempo,
de lograr que exista un antes
y un después de la palabra,
y también un breve instante,
tan fugaz como inasible,
que la palabra a deshora
de algún modo atestigua,
que es el momento presente
ese que escapa y no vuelve.

En cuanto al futuro...
¿Existe acaso un futuro?
¿Hay algo fuera de estos versos?
¿Leerá alguien algún día
estas palabras nuevamente?
Y en caso de que así suceda,
¿qué  dirán ellas acerca de mí,
acerca de este momento,
de esta hora incierta en la cual
escribir es un modo de aferrarme?

Observo mis manos, extrañado...
¡Pero esto lo he escrito ayer!...
Mis manos, mis manos, mis manos
que se frotan contra mi cuerpo
y mi cabeza, sobre mi rostro,
hasta que duele, hasta que arde,
y la hora que no pasa,
al mismo tiempo que huye veloz,
sin que nada sea capaz
de detenerla.

Mis palabras, mis pobres palabras...
Escribir como si fuese un exorcismo
una suerte de fallido hechizo
para cubrir tu indecible ausencia,
porque lo cierto es que no estás
y no hay versos que puedan
suplantarte ni cambiar lo pasado,
ni relojes que logren marcar
el momento de tu regreso.

sábado, mayo 23, 2015

Deshoras (18:05 P.M.)

Observo mis manos, extrañado
miro sus dedos, las venas marcadas
los dobleces, los dorsos, las palmas,
esas líneas que algunos dicen
señalan el destino de cada persona,
y no reconozco estas manos como mías.
Otra vez me doy cuenta, entonces,
de que no sé quién soy.
Tal vez nunca lo he sabido.
Estas manos son tan mías como ajenas
como ajeno puede serme en viento
que sopla en montañas lejanas
que jamás vistas serán por mis ojos.
O como el templo de una religión
profesada por monjes de los que
nunca nadie ha tenido noticia.
Y sin embargo son mis manos.
Las miro, las muevo lentamente,
como para convencerme.
Digo mis manos como podría
decir mis piernas, mis pies,
mis brazos, mi cabeza.
O también podría decir
mi nombre, mi historia,
mis palabras, mis poemas.
¿De verdad soy yo quien ahora mismo
escribe estas líneas en negro sobre blanco?
¿De verdad soy yo quien derrama
estas lágrimas extrañas que
no se condicen en nada con esta triste
sonrisa que dibujan de pronto mis labios?
¿De verdad son míos este dolor,
esta incertidumbre, este cansancio,
este miedo inenarrable,
esta soledad sempiterna,
aquel amor desperdiciado?
La nostalgia de saber
que incluso sin mala intención
he desperdiciado tantas cosas buenas.
La espera angustiante de lo porvenir
inevitable, tan propio o tan ajeno
como estas manos que de a poco envejecen.
Y el tener en claro que
cuando vengas a buscarme
detrás de mí no quedará sino el olvido.

viernes, mayo 22, 2015

Deshoras (02:20 A.M.)

Otra vez este gusto a sangre en mi boca.
Sin embargo, me miro al espejo y no hay nada.
Nada, excepto una cara cansada,
temerosa ante la soledad,
indigna de ser amada,
espantada ante su propio reflejo,
que refleja las horas en los relojes,
las hojas muertas de los almanaques,
la distancia atroz e insalvable
respecto de aquello que debió haber sido.

jueves, mayo 21, 2015

Deshoras (03:20 A.M.)

¿Escuchás el silencio latir?
¿Ves la oscuridad cerrada de la noche?
Imaginá ahora alguna estrella lejana,
el espacio infinito, inabarcable,
los millones de personas que
en este mismo instante
duermen, sueñan, sufren, se desvelan,
escriben poemas que acaso
nadie leerá jamás,
o aman, o mueren,
como si jamás hubiesen vivido.
O intentá sentir el rumor de la sangre
corriendo por tus propias venas,
las uñas creciendo lentamente
en la punta de tus dedos,
y preguntate entonces:
¿Todo esto para qué?...
¿Todo esto para nada?
¿Para que de un momento a
otro todo se termine y ya?
Dejar de respirar.
Dejar de latir.
Empezar a dejar de ser memoria
para pasar a comenzar a ser olvido.
Carne de gusanos.
Tierra a la tierra.
Tiempo al tiempo.
Vanidad de vanidades.
¿Importa realmente algo de esto?
¿Importa realmente que se apague el sol?

miércoles, mayo 20, 2015

Deshoras (03:10 AM)

Tres y diez de la madrugada.
Se me está haciendo costumbre
esto de estar despierto a deshoras...
Intentaré, una vez más, con la poesía,
como para al menos procurar
la misteriosa alquimia que,
de lo malo, haga nacer algo bueno,
incluso cuando al fin todo resulte
apenas en un poema mediocre,
que nada más leerán mis ojos.
Y es que uno a veces escribe
únicamente para sí mismo,
para exorcizar, con palabras,
aquello que de otra manera
se enquistaría en el alma.

martes, mayo 19, 2015

Deshoras (02:30 AM)

Hay algo mucho más grave que el desvelo
cuando todavía faltan horas para que
sea otra vez de nuevo el día
y es que a uno los ojos se le cierren
y tener miedo de volver a dormir
porque en el sueño acechan sombras
rostros inciertos que gritan en silencio
o lo que es peor: no saber exactamente
si se está despierto o aún dormido
dos y media de la madrugada
y yo escribiendo estas palabras
que no sé si serán ciertas o soñadas
pero que intentan exorcizar mis demonios
para qué otra cosa las palabras podrían servir.
Ahora invoco a Mendelssohn para que al menos
me acompañe con su música, otro exorcismo,
mientras se me cierran los ojos de nuevo
mañana sabré si los rostros, las palabras
y este temor informe han sido ciertos
o si han sido apenas una fantasía
aunque también es posible que
solo queden estos versos
como un humilde afán
de lo que ha sido.

sábado, mayo 16, 2015

Reglas y excepciones

Cuando digo que todas las reglas deberían poder quebrarse,
lo hago pensando también en esta regla.

viernes, mayo 15, 2015

Flexible


Acaso no siempre, pero casi siempre
es preferible ser como el junco flexible
que se mece acompañando el viento
desestimando cualquier conflicto
y no asemejarse a la tabla rígida
que lucha incansable hasta que
ya en el límite de sus fuerzas
al fin se termina quebrando
fatal e irremisiblemente.

                          G.S.

domingo, mayo 10, 2015

Dos de la tarde (Deshoras)

Son las dos de la tarde
de un día que podría ser
cualquiera pero no
se trata de hoy
siempre es el día de hoy
único e irrepetible
distinto de todos los ayeres
y de todos los mañanas
y sin embargo
son las dos de la tarde
y qué hemos hecho
no hemos hecho nada
excepto ver pasar la hora
una pared un techo el mismo
vacío una vez y otra
y otra y nada:
el mismo hambre
la misma angustia
el mismo deseo insatisfecho
de siempre,
querer que el tiempo se detenga,
pretenderlo en vano.
Suena un Don Juan de Strauss
en mi cabeza
o acaso sea Zaratustra
"No es la música adecuada
para esta hora", me digo
pero no puedo hacer
demasiado al respecto,
siempre es la hora que es
y uno es poco menos
que una nada
deslizándose
hacia ninguna parte.

Germán A. Serain

lunes, mayo 04, 2015

Alojamiento precario para un poema ajeno

Alguien, no importa quién, me hace llegar un poema que ha escrito. No sabe todavía qué hacer con él, dónde ponerlo, dónde dejarlo. Y cuando uno escribe un poema necesita ponerlo en alguna parte, para volver a tener las manos libres y poder así construir otro, y otro más, hasta que. En realidad yo mismo no sé muy bien hasta qué cosa. Sólo sé que los poemas son a veces exorcismos necesarios, que requieren un lugar para asentarse, aunque sea provisorio, como un pájaro que ha emprendido el vuelo y se detiene un instante en un sitio cualquiera para observar adónde ha llegado. Se me ocurre entonces que hasta tanto encuentres un lugar para poner tu poema, que mañana no será uno solo, sino acaso una bandada, este puede ser ese sitio cualquiera. Luego de seguro proseguirá su vuelo y encontrará un lugar mejor, más acogedor y seguro. Pero mientras tanto.

LLAMAS

Llamas de mi alma
Encendidas de miedo, de locura
Y yo, sin saberlo, intento apagarlas con tus llamas.

Llamas absurdas
Que me atraen como mariposa nocturna
Y yo, en vano, batiendo mis alas para no quemarme.

Llamas, fuego de la vida,
Como la chispa primigenia de la creación
Y yo, ser creado, apagándome en las cenizas de mi locura.

V.G.