domingo, enero 31, 2016

Sabiduría

Reconozco mi enorme falta de sabiduría. Así y todo, percibo en ese reconocimiento ser más sabio que muchos otros, que pretenden hacerse llamar a sí mismos sabios.


viernes, enero 29, 2016

Listas

Hay personas que hacen listas. Listas de lo que deben comprar, de lo que deben leer, de lo que deben hacer antes de morirse, confiando que el tiempo les resultará suficiente. Pienso entonces en la conveniencia de anotar, en mi lista de cosas pendientes, la necesidad de hacer esta clase de listas. Pero mis listas son mentales. Y por ende tienen la ventaja (y también la desventaja) de desmaterializarse a gusto, de acuerdo a las circunstancias.

jueves, enero 28, 2016

Momentos

No importa cuánto sea el tiempo.
Una semana, un mes, un año, una década...
La vida es una sucesión de momentos.
Y cada momento nos acerca al final.
Pero es en cada uno de esos momentos
donde la vida se justifica a sí misma.


miércoles, enero 27, 2016

Diarios de Alejandra

"La mayor parte de mis sufrimientos derivan de que jamás fui insustituible para nadie", escribe Alejandra Pizarnik en un pasaje de sus Diarios. Y yo la entiendo. Pero de pronto me parece que hay algo más grave que no ser insustituible. Que sería sentir que ni siquiera se ha sido -o que ni siquiera se es- lo suficientemente importante.

martes, enero 26, 2016

Lo indecible

De un tiempo a esta parte
vengo hablando dormido.
Lo sé porque me lo han dicho,
pero también porque
yo mismo me escucho a veces
balbucear durante la noche
incomprensible
en medio de la oscuridad.
En realidad es eso:
básicamente un balbuceo,
jamás palabras claras
ni un discurso definido,
pero allí está esa necesidad
casi compulsiva por hablar
que vuelve una vez y otra y otra.
He llegado a la conclusión de que
en la legítima lucidez del sueño
lo que hago es buscar palabras,
esas palabras inefables,
que todavía no existen
y no han sido pronunciadas jamás
que me permitan decir de algún modo
aquellas cosas que de otra manera
permanecerán eternamente en silencio.
Ah, la angustia de que no existan palabras
que permitan manifestar lo indecible...

lunes, enero 25, 2016

Errores

Algo mal he venido haciendo en este tiempo.
La prueba está en que me he enojado con la vida
y en lugar de agarrármela con ella, como correspondía,
le he tirado una patada a una pobre silla
que nada tenía que ver con el asunto
y tras volar por los aires ha quedado maltrecha,
como el pulgar de mi pie derecho, negro y dolorido.

Algo mal estoy haciendo, en serio.
De lo contrario no se explica, por ejemplo,
que las llaves de mi auto aparezcan adentro del lavarropas
o que por mucho que me empeñe en buscar,
de mi par de zapatillas, de la noche a la mañana,
apenas una aparezca, pero jamás jamás jamás la otra.

Algo mal he venido haciendo en todo este tiempo,
pues he intentado escribir poemas que hablan
de mi dolor, de mis angustias, de mi enorme miedo
ante la soledad, la decadencia o la muerte,
pero la gente los lee y sonriendo comenta:
"¡Ah, sí que son bonitos!..."

Algo mal he venido haciendo, en definitiva,
durante todo este tiempo.
De lo contrario no se explica
esta sensación de insatisfacción permanente
ni esta certidumbre aciaga de estar
haciendo siempre todas las cosas mal.

domingo, enero 24, 2016

Lucidez y locura

"Yo estoy muy bien de la cabeza", escucho que afirma alguien por ahí. De inmediato pienso que la frase no deja de tener cierta cuota de soberbia. También me digo que yo no me atrevería a decir lo mismo de mí, pues de seguro no sería verdad. Pero también pienso que es necesario estar mínimamente lúcido para poder darse cuenta de que no se está bien. Está muy mal, en cambio, quien ni siquiera puede darse cuenta de su verdadero estado de locura.

martes, enero 19, 2016

De nuevo II

Para arreglar el presente alguien me aconseja
que me deshaga del lastre del pasado.
La idea no parece ser mala,
y entonces me digo que
para empezar otra vez desde cero
tal vez debería sentarme al costado del sendero
y quitar esta piedra que se ha metido en mi zapato,
así podré continuar el camino más liviano.
Pero claro, una vez que quite esa piedra
quedará el agujero que ella hizo en mi suela
como un fatal recordatorio del pasado,
así que para comenzar de nuevo
auténticamente desde cero
tal vez debería quitarme el calzado
y abandonarlo a un costado allí mismo,
después de todo llegamos al mundo descalzos.
Pero la piedra ha lastimado mi pie,
y esa herida me recordará constantemente
el calzado, la piedra y mis muchos días
y muchas noches de fatigosa caminata.
Pienso entonces que tal vez debería
detenerme y esperar que esa herida sane
antes de continuar mi camino.
Pero aun curada la herida quedará una marca,
y también la memoria implacable
de las cosas que han sido.
Para comenzar todo de nuevo de cero
debería perder la memoria,
y mi historia, y mi nombre,
y tendría que nacer de nuevo
para dejar así de ser yo
y pasar a ser un otro,
alguien desconocido y ajeno
que nada tendrá que ver conmigo.

He de seguir caminando, entonces,
por mucho que me moleste
esta piedra en mi zapato.

Pandora

Sería muy fácil culpar a Pandora
por todos los males que sufrimos.
Es verdad, ella fue la imprudente,
fue ella quien con sus bellas manos
levantó la tapa del cofre prohibido
dejando en el acto escapar las
muchas penurias que en su interior
aguardaban para atormentarnos.
Pero cómo podríamos culparla,
si Zeus la creó para eso,
para que fuese imprudente,
para que desobedeciera,
para que no pudiese controlar
sus tan humanos impulsos...

Pero además, si deseamos ser justos,
en el caso también podría culparse
al impetuoso Epimeteo,
a quien su hermano le advirtió
con gran claridad de palabra
que no se dejase seducir
por la belleza de aquella mujer,
que no la aceptara en su casa,
ni a ella ni obsequio ninguno
que ella llevara consigo.

Pero cómo culpar a Epimeteo,
sin embargo, cuando su hermano
no fue precisamente cauteloso
a la hora de decidir robar
el sagrado fuego del Olimpo.

Así somos.
Nos complace culpar
o en ocasiones culparnos
sin comprender que ninguna
de estas dos actitudes
resolverá absolutamente nada.
La tormenta está aquí.
No queda más que enfrentarla.
Así, solos, como estamos.

Post Scriptum:
Y una última cosa.
La cuestión de si lograremos o no
atravesar la tormenta en cuestión
no es un problema real
porque nosotros somos la tormenta.

Acotación

Me había propuesto dejar de escribir poemas. Al menos durante un tiempo. Pero no puedo. Las palabras se organizan solas así, como en versos. Pero no quisiera engañarme: no es ninguna virtud. Por un lado porque escaso mérito tienen mis palabras, consideradas desde un punto de vista poético. Y por el otro, porque más bien se trata de una limitación, de una imposibilidad de lograr que las palabras digan algo de algún otro modo, en otra forma. Más allá de esto, mucho me temo que poco importe demasiado el asunto, dado que tampoco hay nadie para leerlas, al margen de la forma que adopten. Si insisto empecinadamente en dejar todas estas palabras por aquí, es más que nada para que no me sigan apuñalando desde adentro.

De nuevo

Comenzar todo otra vez desde cero.
¿Desde cero? Bueno, en realidad
jamás es otra vez desde cero.
La mochila siempre conserva cosas,
por más que uno insista en vaciarla.
Las heridas tarde o temprano cierran pero
quedan las cicatrices, encallecidas.
La soledad se ha hecho presente
de nuevo, pero no es la misma.
¿No es la misma?
Bueno, a decir verdad
soledad es siempre lo mismo.
El mismo vacío,
la misma vana espera,
la misma angustia.

lunes, enero 18, 2016

Irse

Imaginá por un momento que
cada latido de tu corazón te duela.
O que la sangre, al circular por
el interior de tus venas cause
un ardor insoportable,
un malestar que no cesa.
Cuando hay una herida abierta
alcanza a veces con quedarse quieto
para distraer un poco el dolor.
Pero en este caso no sucede así.
No hay un momento de paz.
La tortura no se detiene.
Por supuesto, hay instantes
en los cuales emerge cierta ilusión,
como un sutil adormecimiento.
Pero en cuanto uno chequea, ahí sigue
la náusea, la sombra, el espanto,
listos para atormentarnos,
o acaso para redimirnos.
Qué hacer, entonces.
Cómo escapar.
Hay días en que uno
desearía mejor entregarse,
dejar de luchar e irse.

Crisis II

Derrotado.
Absolutamente vencido.
Definitivamente cansado.
Resignado, también.

Todo lo que tenía por hacer por aquí lo he hecho.
Lo que queda ahora no es más que
un tiempo de descuento.
La vida resultó ser mucho menos cosa
de lo que yo esperaba de ella.
Ha tenido sus momentos memorables,
seguro que sí, pero en general
no ha sido nada extraordinario.
Daría acaso lo mismo que
no hubiese sido nada en absoluto.

Es por todo esto que he decidido acabar con mi vida.
Aunque la verdad me da lo mismo hacerlo ahora
que dentro de un par de horas, o de días.
Y entonces claro, quién podría saber
qué cosas extraordinarias
podrían acontecer en el curso
de esos dos días
o en esas dos horas.
Solo hay una manera de saberlo.
Y es dejar que ese tiempo transcurra.

Solo la curiosidad podría mantenerme vivo.
El tedio es mi enemigo mortal.

domingo, enero 17, 2016

Crisis I

Las palabras,
perras negras decía el poeta,
son lo único que me queda.
Ellas se adelgazan
muchas veces
hasta perder el sentido.
Sin embargo dicen,
de verdad dicen
aunque nadie las comprenda,
apenas yo.
Soledad, entonces.
Es como estar sordo ciego mudo.
Un temblor repentino
anuncia el devenir de la tormenta.
Estoy solo
solo yo con mis palabras
y mi angustia y esta culpa
los crímenes inconfesables
y la jaqueca recurrente
y este vértigo feroz.
Y las palabras, perras negras,
que no alcanzan para decir nada.
Entonces ceden finalmente
su espacio al blanco
silencio.

sábado, enero 16, 2016

Los otros

Hay una calle llena de árboles. Cosa rara, porque cada vez quedan menos. Pero en esta calle los árboles todavía están. En otoño, caen las hojas. Un vecino, obsesivamente pulcro, sale entonces con su escoba y barre su vereda, pues no tolera verla llena de hojas secas. Las veredas de sus vecinos no las toca, pues considera que no son asunto suyo. Sin embargo, tarde o temprano soplará inevitablemente el viento, y las hojas depositadas en las veredas vecinas estropearán su tarea. La conclusión es simple: con cuidar la vereda propia en ocasiones no alcanza. Es necesario también considerar a nuestros vecinos, hablar con ellos, ponerse de acuerdo, y ayudar a aquel que queriendo barrer sus hojas acaso no puede hacerlo. Esto aplica a cualquier dinámica social. El otro nunca es alguien ajeno del todo a nuestros asuntos. El otro forma parte de un mismo entramado social. Ignorarlo es ignorarnos.

sábado, enero 09, 2016

Tip

Para acercarse a una verdad,
pocas opciones son tan desaconsejables
como enrolarse en un bando.

No importa cuál sea.

miércoles, enero 06, 2016

Día de Reyes

Solo tengo una certeza: cada día dudo más de casi todas las cosas.

lunes, enero 04, 2016

Buda y la impermanencia

Cuentan que Buda paseaba una tarde tranquilamente, cuando un monje, acaso celoso por la fama del Maestro, le arrojó una piedra que por fortuna no llegó a golpearlo. Buda se dio cuenta, pero continuó con su paseo como si nada hubiese sucedido. Al día siguiente, el monje se cruzó con Buda y éste lo saludó con afecto. Sorprendido, el hombre le preguntó: ¿No estás ofendido conmigo? Buda aseguró que no. Consciente el monje de que Buda lo había visto arrojarle la piedra, insistió: ¿Pero por qué, cómo es posible? Y Buda explicó: Sucede que tú ya no eres quien arrojó esa piedra, ni yo soy quien estaba allí cuando me fue arrojada.


Este blog se había convertido en un cementerio de poemas. Ya lo dije, creo, en alguna otra ocasión. Es bueno que hoy deje aquí esta enseñanza, entonces, para variar, que tiene un sentido mucho más profundo del que pareciera tener a primera vista.

viernes, enero 01, 2016

Mark Twain

"Es más fácil engañar a la gente que hacerle notar que ha sido engañada", escribió alguna vez Mark Twain.

El panorama político en la Argentina demuestra cabalmente la veracidad de esta sentencia.