martes, febrero 02, 2010

Culpa y redención

Leo en un libro que me obsequió María Teresa Cibils una frase que alguna vez escribió Augusto Larreta:

"Nuestra culpa no es más extensa que el amor que no pusimos."

Se trata de una frase simple. Sencilla en su formulación, tanto como en su concepto. Y yo me pregunto cómo sería la humanidad si cada persona se detuviese a pensar por un instante en esta frase, y se dispusiese luego a poner un poco más de amor, aunque más no fuese para no tener que sentir luego mayores culpas.

Me pregunto, también, qué sucede con aquellos que, a pesar de ser capaces de cometer las peores atrocidades, no logran sentir luego culpa ninguna. Y me digo que no son humanos.

Porque de pronto pienso que es parte de la condición humana el cometer, de vez en cuando y acaso inevitablemente, actos atroces. Pero sólo puede ser verdaderamente humano quien además logre sentir su culpa más tarde. Acaso la culpa tenga en definitiva la función de enseñarnos de nuestros errores, para no repetirlos.

¿Qué sucedería si toda la humanidad tomara como base el precepto de poner una cuota mayor de amor en el momento de tomar contacto con alguien, quienquiera que sea ese otro? Es cierto: no hay modo de cambiar a la humanidad, considerada como un bloque; sobre todo en lo que ella tiene de inhumano. Pero al menos sí podemos ensayar un cambio, por sutil que sea, en nosotros mismos, en el cotidiano devenir de nuestro día a día.

Acaso la redención, para la humanidad y para cada uno de nosotros, se encuentre finalmente aquí: en algo tan simple como poner un poco más de amor.