viernes, febrero 20, 2015

Silencios

El silencio puede decir distintas cosas.
Es importante aprender a escucharlo.
No hay dos silencios iguales, nunca.


jueves, febrero 19, 2015

Hacia el olvido











Somos pasajeros, todos nosotros;
pasajeros, apenas, dotados
de una constancia empecinada,
casi se diría inevitable,
viajando Dios sabe hacia dónde,
pero hacia allí vamos todos.
Algunos pocos, muy pocos,
parecen saber adónde nos dirigimos,
pero no dicen nada, y de todos modos,
no podemos saber si es cierto que saben.
De vez en cuando, algo que vemos al pasar
a través de alguna ventanilla nos conmueve,
nos reconcilia, o nos duele, o nos asusta...
De tanto en tanto, y esos son los
momentos más hermosos,
algo que vemos nos hace desear
abandonar el viaje allí mismo,
poder bajar y quedarnos ahí,
en ese lugar y decir, por ejemplo:
Detente instante, eres tan bello...
Y estas palabras tienen una
extraña resonancia,
pero es en vano:
no alcanzamos a pronunciarlas,
siquiera, que el instante
ya pasó, el viaje prosigue,
ya la ventanilla nos muestra
otros paisajes, otras soledades,
otros temores, otros mundos posibles,
otras ensoñaciones efímeras,
sin que podamos recordar
cuál fue nuestro punto de partida
y sin que sepamos tampoco
cuál es nuestro destino.
Es verdad, de tanto en tanto
hay quienes dicen saber,
pero es tal la cara de desconcierto
de estos presuntos iluminados
que no daría dos monedas
por sus revelaciones.
Yo creo que vamos
hacia el olvido.

Germán A. Serain

domingo, febrero 15, 2015

Destierros

Hoy soy el usurpador de una geografía que una vez fue mía.
Usurpador temporario, que desaparecerá en silencio,
antes de que regresen los habituales ocupantes de esta casa.
Y entonces me doy cuenta: ya no sé cuál sea mi lugar, mi patria,
mi nombre, mi familia, mi hogar, mi espacio en el mundo.
Lo único que sé es que hoy tocaré un par de horas mi piano,
escucharé de nuevo algunos de mis discos,
me recostaré una vez más un rato en mi sillón,
y acaso duerma esta noche de nuevo en mi cama...
Y luego volveré a dejar todo atrás otra vez,
desterrado, a la espera de un nuevo paréntesis,
de un nuevo eclipse de sol, o de luna.


sábado, febrero 14, 2015

Distorsiones afectivas

El amor, lo mismo que el odio, no es en última instancia sino una manifestación narcisista. Uno jamás se enamora propiamente de otra persona, ni aborrece a un otro: uno en realidad se relaciona afectivamente con las representaciones que construye, casi siempre sin ser consciente de ello, a partir de esos otros que violentamente son convertidos, a través del simple ejercicio de la mirada, en alteridades imaginarias, reales en un punto, pero distorsionadas por efecto de acceder a ellas, de manera inevitable, a través de nuestra propia perspectiva. Pero es uno mismo quien construye estas imágenes, que de alguna manera nos pertenecen más a nosotros mismos que a ese otro con quien creemos estar relacionándonos. Como bien expresa el dicho: "Lo que Juan dice de Pedro, dice menos de Pedro que de Juan". 

De manera que tanto los amores como los odios nacen básicamente en nosotros mismos. Y si bien son imaginarios, en lo que a su adecuación con un otro real respecta, conviene tener mucho cuidado, porque las heridas que eventualmente provocan estas imaginerías falaces, tantas veces esquivas, ellas son reales. Terriblemente reales.

Aunque para ser justos, lo recién dicho en cuanto a la realidad del dolor también vale para los placeres que se prodigan los amantes durante el tiempo, por lo general breve, que dura la ilusión que los vincula. Ellos son los engañados mientras todavía disfrutan del engaño. Y lo valoran, e intentan perpetuarlo, porque saben, o por lo menos intuyen, que no hay ninguna otra cosa en el mundo destinada a ellos que pueda ser mejor. Y en tanto sean felices, es probable que tengan razón. Porque incluso cuando el otro sea en definitiva no más que la proyección de un deseo propio, el placer que sienten los amantes, mientras dura, es real.


miércoles, febrero 04, 2015

Monterroso redivivo

Lo malo de soñar que todos tus problemas se resuelven, como por arte de magia, es que al despertar, lo mismo que el famoso dinosaurio aquel de Monterroso, los problemas siguen allí, tan absurdos y reales como siempre.

Adenda: Podemos discutir si debería escribirse "y reales" o "irreales". Quién te dice que tal vez, lo mismo que el citado dinosaurio, la diferencia en el fondo no sea, por lo menos en algunos casos, una cuestión meramente imaginaria.


domingo, febrero 01, 2015

Pesadilla

Hay noches en las que uno sueña,
y sueña cosas malas.
Pero a veces estos malos sueños
llegan de una manera extraña,
sin que pueda uno llegar a
determinar con certeza
si en verdad estamos
dormidos o despiertos.
Entonces nos quedamos muy quietos,
como si quisiéramos pasar desapercibidos.
O como si el solo hecho de movernos
pudiese de algún modo desatar
la contenida amenaza.
Hasta que llega un momento en que
por mucho que uno se empeñe
en cerrar con fuerza los ojos
y permanecer inmóvil,
conteniendo la respiración
con la cabeza tapada por las sábanas,
deberá aceptar que eso
que acecha en la oscuridad,
no importa lo que sea,
si no reaccionamos,
tarde o temprano
hará con nosotros aquello
que tenga previsto hacer,
sin importarle que hayamos sido
tan patéticamente cobardes.