domingo, noviembre 30, 2008

Los colores

En algún lugar del tiempo, más allá del tiempo, el mundo era gris. Gracias a los indios ishir, que robaron los colores a los dioses, ahora el mundo resplandece; y los colores del mundo arden en los ojos que los miran.

Ticio Escobar acompañó a un equipo de la televisión española, que vino al Chaco para filmar escenas de la vida cotidiana de los ishir. Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.

El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña, y la muy curiosa le contestó:

–Yo quiero saber de qué color mira usted las cosas.
–Del mismo que tú –sonrió el director.
–¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?


Según me dijo Cecilia Portorrico, esto lo escribió una vez un tal Eduardo Galeano.

3 comentarios:

Germán A. Serain dijo...

Y me dijo que también escribió esto otro:

José Miguel Corchado tiene el cuerpo lleno de preguntas. Hace años que ha perdido la cuenta de la cantidad de preguntas que tiene, alfileres que lo lastiman y no le dan tregua, pero recuerda la tarde en que la primera pregunta ocurrió.

Fue en la ciudad de Sevilla, quizá con sol y con aroma de azahares: una tarde como cualquier otra, al cabo de una jornada de trabajo como cualquier otra. El iba caminando hacia su casa, a través del gentío, solo de una soledad como cualquier otra, cuando la primera pregunta apareció. Quiso espantarla, pero se le metió adentro. Y no lo dejó dormir en toda la noche.

Al día siguiente, José Miguel se sentó en una silla y anunció:

–Yo de aquí no me levanto, hasta que no me entere de quién soy.

Llevaba tres meses buscando, allí sentado, cuando lo llevaron al manicomio.

Anónimo dijo...

Estoy maravillada. Sumergida en esto que encontré (éste blog fue lo primero en la cadena) y que, a decir verdad, se parece muchísimo a un tesoro. Un comentario lleva a otro, un link a otro y a un comentario, éste a una poesía, de ahí a otro blog y yo, entre tanto, termino siendo un poco Dulcinea. Pero vuelvo y dejo este comentario que es en verdad, un agradecimiento. Por el tiempo éste que pasé, al llegar sin querer a este mundo que desconocía y encontrar realidades paralelas sin saber bien dónde estoy. Gracias por la incertidumbre de abrir mi camino y hacer que mi bitácora quede tanto más cargada.
Una humilde navegante que al fin dio con este blog.

GRACIAS otra vez a todos.

Germán A. Serain dijo...

Aldonza, realmente hace un tiempo que no leía un comentario tan amable para con el modestísimo trabajo que hago en este diario personal, blog, bitácora o como quieras llamarlo.

Muchas gracias por tus palabras.