sábado, marzo 24, 2018

Poema sin título

Llueve, torrencialmente llueve.
Y por alguna razón me regocijo con la lluvia,
con este diluvio que cae desde el cielo oscuro,
atravesado cada tanto por refucilos
que desgarran la noche por un instante.
Y todo sucede como si no hubiese un mañana,
o como si de repente no importara,
y tal vez en verdad no importe.
Abro la ventana y salgo al balcón;
la lluvia me empapa.
Entonces abro mi boca y bebo,
dejo que la lluvia entre en mi cuerpo
y tal vez sueño con que ella tenga el poder
de lavar algo de todo lo que está mal en el mundo.
Aunque no creo que sea posible,
es solamente lluvia, al fin y al cabo.
Y sin embargo
qué es este torpe remedo de bautismo,
de qué indecible crimen intento redimirme,
o se tratará acaso de un vano intento
por limpiar toda la imperfección
que me hace humano,
como si hubiese tenido
la posibilidad de elegir ser
alguna otra cosa distinta de esto que soy,
inútil sacerdote de una religión que no existe.

No hay comentarios.: