jueves, febrero 24, 2022

Ucrania 2022

Me da miedo la guerra. No por lo que pueda pasarme a mí, sino por lo que de hecho le pasa, durante cada guerra, a la humanidad de la cual formo parte. No por la muerte en sí misma, que es el destino que nos espera a todos los vivos, sino por el sufrimiento de aquellos que son seres humanos, como vos o como yo. Me dan miedo los políticos que promueven las guerras. Y también la gente que los sostiene. Me dan miedo los indiferentes. Pero por encima de todo me dan miedo los imbéciles, esos que sentados cómodamente en el living de sus casas creen poder explicar por qué estaría bien que tal o cual ejército masacre a tales o cuales personas. Como si supieran. Como si tuviesen la menor idea. Como si el asesinato de unos a manos de otros pudiera tener algún tipo de justificación, según de qué lado de la grieta -en cada caso, una posible entre tantas- decidas pararte. Los imbéciles: esos son los peores. Es gracias a ellos que las guerras son posibles, porque son los que obedecen o aplauden, mientras los inocentes mueren, ante la vista de los indiferentes, que enseguida desvían su atención hacia otro lado.

En medio de todo este desastre, algunas personas intentan, ingenuamente, distinguir entre el bando de los buenos y el de los malos; diferenciar a los defensores y los enemigos de las libertades, la justicia o la democracia. Ellos son los idiotas útiles, tanto sea respecto de unos o de los otros. En las guerras no hay ningún afán de libertad, democracia ni justicia. Únicamente hay inhumanidad e intereses espurios. En ese contexto, que muera o sufra gente inocente es apenas un daño colateral.



No hay comentarios.: