jueves, noviembre 01, 2007

La última cena


Dice el cable de la agencia EFE:

"Una foto de alta definición de la pintura La última cena de Leonardo da Vinci fue colgada el sábado pasado en la página www.haltadefinizione.com. En sólo cuatro días registró más de tres milllones de visitas. La calidad de la fotografía, de 16.000 millones de pixels, permite a los internautas penetrar hasta las entrañas del fresco y gozar de todos sus detalles.

"La última cena volvió a la vida en 1999 después de una larga restauración que duró 21 años, pero son muy pocos los privilegiados que han podido contemplar el fresco, pintado en una de las paredes de la Sacristía del Bramante, en la Iglesia de Santa María de las Gracias en Milán. El angosto espacio no permite que entren más de 20 personas a la vez, y se necesita reservar con meses de antelación para acceder a él. Por ello, sólo unas 300.000 personas contemplan anualmente La última cena. Además, los visitantes no pueden acercarse a menos de dos metros de distancia del famoso fresco.

"Ahora se presenta la gran oportunidad de observar una de las obras maestras del genial artista renacentista simplemente abriendo esta página de Internet, por iniciativa de la casa editorial De Agostini y la sociedad Hal9000, líder en el sector de fotografía de alta definición. La posibilidad de estar tan cerca de la imagen permite apreciar detalles como un pequeño campanario, de menos de dos centímetros, que se ve desde la ventana detrás de la figura de Jesús. También se pueden ver claramente los objetos presentes en la mesa, desde los vasos con el vino a algunos gajos de naranja en un plato frente a San Mateo. Con un poco de atención se pueden observar los detalles del manto de Judas, el único en el que Leonardo dibujó pequeños bordados dorados. Con el cursor se pueden acariciar las pequeñas grietas de la pintura de Leonardo, causadas por el paso del tiempo y por su intención de realizar un fresco pintado a seco. Esta obra de Leonardo, que sobrevivió milagrosamente al bombardeo de Milán en 1943 (los habitantes de la ciudad apuntalaron el muro con sacos de arena) fue restaurada siete veces, con diferentes técnicas. Leonardo no sabía que por debajo de aquel baptisterio pasaba un río que humedecía la pared sobre la cual había pintado, lo que provocó la pérdida de color apenas diez años después de que hubiera acabado el fresco. Mucho más tarde, la obsesión por fijar los colores supuso el empleo de colas que con el paso del tiempo oscurecieron el original hasta hacerlo casi imperceptible."

Hasta aquí la noticia. Y es inevitable pensar en Walter Benjamin, aquel que escribió que la obra de arte tiene un aura (el aquí y ahora de la obra, decía él) que es intransferible y que no puede ser volcada a ninguna reproducción, por perfecta que sea. Y es inevitable comparar la cantidad de 300.000 personas que contemplan anualmente la obra, contra los tres milllones que la han visto en menos de una semana. Y es inevitable apreciar el nivel de detalle que ofrece Hal9000 (la referencia a la HAL9000 imaginada por Arthur C. Clarke en su novela 2001: A Space Odyssey es tan obvia como preocupante), en comparación con los dos metros de distancia que separarán al espectador de la obra que se tome el trabajo de viajar hasta Milán, esperar varios meses para ingresar a la Sacristía del Bramante, y ver junto con otras diecinueve personas, en un angosto espacio y por un breve lapso lo mismo que vieron las cámaras que registraron lo que hoy nos muestra la pantalla a través de Internet.

Sin embargo, también será prudente preguntarnos qué pasará con todas las personas que a partir de ahora quedarán convencidas de haber visto en detalle La última cena de Leonardo Da Vinci, sin haberla visto en realidad nunca jamás.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

German, deberas saber que no dejas de sorprenderme con estas propuestas de debate, que ya conociendome algo sabes que me gustan, y que por sobre todo me hacen aprender. Adaptarnos a la modernidad será la cuestión, dejar o entender que las obras de arte, que es lo que yo creo, manejan su momento, su lugar en la historia, y lo que uno como espectador debe limitar es a buscar el porque de la obra en su momento. Las posibilidades del artista, en cuanto a los materiales, y por sobre todo el momento en el cual ejecutaba su obra. Lo que le pasaba por la cabeza en ese momento, hasta los materiales que disponia. Seguramente veriamos mejor las obras pensando de esta forma.

Anónimo dijo...

La verdad, es una propuesta diferente, acaso virtual de apreciar arte en otras dimensiones , en otro contexto, se pierde todo un ritual cultural que de hecho, corresponde a las visitas guidas en los museos. Sin embargo, claro esta, se pueden apreciar detalles de la obra en alta definición, que a comparación de una visita a un museo no se podría lograr, ya que nuestra vista no lo permitiría este alcance. Creo que lo que debe tomarse en cuenta es que el arte se renueva constantemente,y comienza a expandirse por medios jamás imaginados para antiguas generaciones, me refiero que en el momento que el creador de la obra pinto el cuadro, nuncA Hubiese imaginado la inmortalidadde su obra a través de medios virtuales, es increiblemente maravilloso. Hoy el arte es propiedad de todos.