lunes, marzo 24, 2008

Momento musical

De un tiempo a esta parte suelo incluir, entre los trabajos prácticos que propongo a mis alumnos, una consigna que pide la reproducción de un fragmento poético, preferentemente de producción propia, con una explicación del motivo por el cual se lo considera valioso. Suele venir, por supuesto, toda clase de cosas, algunas sin valor estético alguno (pero no se trata del valor estético en sí, sino de la apreciación subjetiva que el alumno haga de eso) y otras, por el contrario, muy interesantes.

Acomodando papeles me topé hace un rato con un uno de esos parciales, que me llamó la atención por venir acompañado de un disco compacto. La carátula anunciaba un movimiento de la Quinta Sinfonía de Mahler, e instintivamente lo puse en la computadora. Luego releí las hojas que acompañaban el CD. Transcribo un pasaje:

"Hace varios meses atrás un amigo me dijo: 'Escuchá el cuarto movimiento de la quinta sinfonía de Mahler, que te va a gustar'. Ese fue el único a priori. Después vendrían las charlas sobre el romanticismo, la historia de su amor con Alma Schindler, pero en ese momento no sabía nada ni de Mahler ni de sus sinfonías. Conseguí el disco, lo puse en el equipo de audio, y desde que empezó sentí que era lo más bello y lo más triste que había escuchado en toda mi vida. Sentí que representaba de la manera más abstracta y perfecta la esencia del amor, ese sentimiento tan pleno, que a veces se transforma en lo más penoso, y que sin embargo no te deja renunciar a él, del mismo modo en que yo no podía dejar de escuchar esa sinfonía, que por más melancólica que fuera me transmitía una paz, una belleza, una completud inexplicable. Me resultó imposible mantenerme indiferente, y desde entonces cada vez que escucho esta obra son inevitables los escalofríos, la emoción, las lágrimas, esa conmoción que me transforma, que me deja con un silencio lleno de música."

Nos preguntábamos en la entrada anterior por la naturaleza del arte. No fue Gustav Mahler, precisamente, un artista mediano, que se conformara con efectos y estructuras sencillas, sino más bien todo lo contrario. Pero fue al mismo tiempo un artista capaz de crear una belleza que no deja lugar a dudas cuando nos preguntamos por su esencia. Tal vez en el párrafo transcripto más arriba pueda encontrarse una de las respuestas posibles a qué cosa sea el arte. Fundamentalmente algo que no es atravesado por la comprensión, sino por una conmoción sensible que nos deja algo. Si ese algo además es bueno, tanto mejor. El resto queda, inevitablemente, en la sensibilidad de cada uno.


1 comentario:

c. dijo...

¿viste que seguís teniendo estudiantes sorprendentes?