-¿Para qué existen, mamá, las palabras que no se dicen?
Así termina un brevísimo relato de Eduardo Galeano, incluido en su libro Bocas del tiempo.
Y alguien, en algún espacio de ese lugar informe que es internet parafraseó esta frase para preguntarse:
"¿Para qué existen los libros que no se leen?"
El cuestionamiento no es inocente. Apunta a generar un debate respecto a las normativas relativas a los llamados copyrights y copywrongs, un término que se acuñó recientemente, casi como una humorada, a partir del cambio en el juego de los derechos autorales promovido por las nuevas tecnologías digitales.
¿A quién pertenecen las ideas? ¿Pueden colocarse en un mismo nivel, en cuanto al derecho de propiedad se refiere, los bienes materiales y los inmateriales? Alguien dijo que si una persona roba una manzana de un cajón, se beneficia teniendo algo que antes no tenía, no habiendo dado por eso nada a cambio, en tanto otro tendrá algo menos de lo que tenía antes, no habiendo recibido a cambio nada.
Pero las ideas, a diferencia de lo que ocurre con las cosas materiales, se multiplican. Y cuando esto ocurre, hay alguien que tiene algo más, que antes no tenía... Pero lo cierto es que a nadie le faltará nada que antes tuviera.
"¿Para qué existen los libros que no se leen?" Yo no sé.
Pero de pronto pienso que tal vez sea un acto de justicia, al fin y al cabo, liberar tantas palabras encerradas, soltarlas como si fuesen pájaros enjaulados, que al fin y al cabo ningún derecho tienen sobre ellos quienes allí los mantienen presos, por más que los hayan adquirido legalmente. Debería haber una ley que impidiese tener libros enjaulados, de hecho.
lunes, octubre 13, 2008
Aves que deben volar
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1 comentario:
Este es el primero de los textos que integran el libro Bocas del tiempo, escrito por Eduardo Galeano. Son unas pocas palabras, demasiado valiosas como para dejarlas enjauladas:
De tiempo somos.
Somos sus pies y sus bocas.
Los pies del tiempo caminan en nuestros pies.
A la corta o a la larga, ya se sabe, los vientos del tiempo borrarán las huellas.
¿Travesía de la nada, pasos de nadie? Las bocas del tiempo cuentan el viaje.
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