jueves, junio 04, 2009

...y hablando de Dios

Anoche, charlando acerca de Dios con alguien a quien he tenido ocasión de conocer hace un par de semanas, esta persona se autodefinió como agnóstica - pragmática - nihilista. Y aunque la definición misma es en cierto punto contradictoria, pues el agnóstico descree de la posibilidad de entendimiento de lo divino, mas no en lo divino, y el nihilista en cambio se posiciona como más cercano al ateísmo, la charla me llevó a una pregunta que me abordó de repente ya en mi camino de regreso a casa:

Vamos a suponer por un momento, aunque más no sea como recurso metodológico, que Dios existe (jamás lo he negado, por otra parte, dado que yo sí adscribo al agnosticismo, así como soy poco pragmático, y nihilista sólo en cuanto a algunas cuestiones). Realmente, si Dios existe, ¿resulta acaso razonable creer que le importe el hecho de que éstas, sus tristes y miserables creaturas humanas, crean o dejen de creer en El? Quitemos incluso, si nos complace, eso de "tristes y miserables creaturas humanas", por si acaso preferimos -y existen bases filosóficas firmes para quien así decida hacerlo- creer que somos parte de la maravilla y gloria de la creación. La pregunta subsiste: ¿Tiene algún sentido pensar que una fuerza o ser superior, determinante de la creación de todas las cosas, parámetro absoluto del deber ser y sustento de todo lo existente, sea capaz de condenar a sus creaturas no por su imperfección (que El mismo ha determinado), no por su tendencia al mal (esto cabría admitirlo, en base al argumento del libre albedrío), sino por creer o no creer en El?

Lo siento, pero esto de que sólo los creyentes serán salvos me suena a una gran fantochada, producto de un discurso armado a la medida de su conveniencia por las diferentes iglesias, y tal vez también de una humana necesidad de convencer al otro para no correr el riesgo de que el otro me termine convenciendo a mí, y todo esto tiene poco y nada que ver con las deidades. Las religiones, que durante siglos enfrentaron vanamente a los hombres entre sí, justificando las peores atrocidades, las más tremendas manifestaciones del mal, se mimetizan así con los políticos en campaña. Con la única diferencia de que las iglesias están en campaña full time y todo el tiempo intentan llevar agua a sus propios molinos. Salvo que Dios ofrezca a sus iglesias mayores cuotas de salvación a mayor número de adeptos, el sentido de estas campañas evangelizadoras es poco claro. Excepto, claro, que consideremos cuestiones de conveniencia política, pues más gente siempre ha significado un mayor poder.

De mi parte, y aunque me consta que puedo estar equivocado (al fin y al cabo me he declarado agnóstico), no me preocupa gran cosa que José María reniegue de Dios a causa de las cosas que le han tocado en suerte vivir. Para el caso de que Dios exista, estoy seguro de que cuando llegue la hora lo ha de recibir con simpatía. Y en todo caso me gusta pensar que se divertirá mucho sacándolo de su error, incluso no sin una cuota de ligero sarcasmo: "¿Ves muchacho que estabas equivocado? Acá estuve desde siempre. Es sólo que mis designios a veces son inescrutables, como gustan decir algunos."

2 comentarios:

elio dijo...

Disquisicion vana tratar de explicarse la existencia de Dios a través de la logica, cuando se trata de un concepto ilogico por principio. Forma parte de nuestros miedos, cultura y afecciones: crées, tenés fe, te la creés o no.

Leticia dijo...

Siempre me he preguntado ¿para qué Dios, quién es Dios, existe? Y nunca me encuentro muy lejos de pensar que es algo de opio para los pueblos.
¿Acaso no nos aferramos a Dios para preguntarle porqué nos condenó con una desgracia o para agradecerle por un alegre suceso en la vida de cada uno?
He pensado y repensado desde que me he cuestionado esto, que cada persona, cada individuo tiene su propio Dios. Hay quien le reza a Jehová, a Jesús,a las plantas, a la tierra o a la Tierra... hay tantos dioses en quienes creer.
Es claro que una religión se "funda" cuando hay un sentimiento comunitario de creencia en la misma divinidad, pero hoy, en este mundo de individualismo alienante y comunidad ficticia y oportunista, ¿existen las religiones?
Tengo un fuerte sentimiento hacia la creencia en el destino, en el "por algo es" y me afianzo a esa, que es mi propia religión.
Comparto mucho de lo citado por Germán acerca de las fantochadas de las Iglesias. Creo que la institución se ha quedado aferrada a clásicos irrevocables, que no hay actualidad y que hay una negación a los espíritus y una contradicción de fundamentos increíble.
Y siempre he caído en un ejemplo muy trivial y superfluo pero que, creo, grafica esto y es (específicamente en el caso católico apostólico romano): pobres los pobres, pero "por favor, el atrio y las columnas que tengan oro".
Es solamente un detalle altamente extrapolable.