Se pregunta el maestro Ernesto Sábato, y la cuestión mucho tiene que ver con todo lo dicho en la entrada inmediatamente previa de este mismo blog:¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría de vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.
Un programa honesto requiere ochocientos años.
Los primeros cien serían dedicados a los juegos propios
de la edad, dirigidos por ayos de quinientos años; a los cuatrocientos años, terminada la educación superior,
se podría hacer algo de provecho; el casamiento no debería hacerse antes de los quinientos; los últimos cien años de vida podrían dedicarse a la sabiduría.
Y al cabo de los ochocientos años quizá se empezase a saber cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.
Un programa honesto requiere ocho mil años...
Así las cosas, entretanto seguimos viviendo.
miércoles, diciembre 30, 2009
Para reflexionar 1
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Leyendo la Biblia, al principio, la idea de Dios era algo distinto a lo que ahora tenemos...
La Biblia...
Publicar un comentario