viernes, octubre 23, 2009

43...

Estaba buscando un regalo para mi cumpleaños.
Un regalo para mí mismo, digo.

Y en el parcial de uno de mis estudiantes encontré esto:

What is Success?...

To laugh often and much;
to win the respect of intelligent people
and the affection of children;
to earn the appreciation of honest critics
and endure the betrayal of false friends;
to appreciate beauty; to find the best in others;
to leave the world a bit better,
whether by a healthy child,
a garden patch
or a redeemed social condition;
to know even one life has breathed easier
because you have lived.
This is to have succeeded.

Poco importa que el poema sea o no de Ralph Waldo Emerson.
Las ideas son lo que importa.

Más tarde me voy a poner a revisar un poco, para ver en qué medida logro cumplir con los requisitos indicados, a esta altura de mis días.

domingo, octubre 04, 2009

Adiós, Cantora...



Hacía un tiempo que no escribía nada en este blog. Pocas ganas, problemas con mi computadora, falta de tiempo... Pero hoy no puedo dejar de publicar aunque más no sean unas breves líneas, como un modestísimo homenaje a la Gran Artista que nos ha dejado.

La primera vez que escuché su voz fue en el departamento en el cual vivíamos en el barrio de Caballito. El viejo Winco reproducía -lo supe más tarde- las canciones del disco Mujeres argentinas, con música de Ariel Ramírez y textos de Felix Luna. Mi mamá tenía la costumbre de hacer sonar aquel tocadiscos los sábados y domingos por la mañana. Así conocí la voz de Mercedes, y también la de Don Alfredo Zitarrosa. También sonaban otras músicas, claro; algunas de las cuales jamás llegaron a gustarme, y es por eso que omito mencionarlas.

Con el tiempo el viejo Winco pasó al olvido. Y mi mamá a la larga dejó de escuchar música; nunca supe bien por qué razón. Pero en lo que a mí respecta la música se convirtió en un camino de ida. Y la voz de Mercedes Sosa se mezcló muchas veces entre tantas otras músicas que de a poco fueron armando una banda sonora de mi vida.

La última vez que la ví fue sobre el escenario del Teatro Colón, apenas unos días antes de que las puertas de esta sala se cerraran para unas refacciones de las cuales el futuro seguramente tendrá una triste memoria. El cuerpo de Mercedes ya estaba por entonces cansado. Su voz, inconfundible, también delataba la inclemencia de una salud que ya había comenzado a desvanecerse. Algunos criticaron que Mercedes se viera obligada a cantar con amplificación, precisamente en esa sala de tan maravillosa acústica. Era necesario; de otro modo no se la hubiera podido escuchar. Sin embargo, eso no importaba. No voy a guardar de aquella noche el recuerdo de su voz, tanto como el de su presencia mágica sobre el escenario. Desde que Mercedes entró, y hasta que su recital de canciones llegó a su fin, un ángel estuvo presente en aquella sala. Ese ángel que solamente acompaña a los más grandes artistas, aquellos que están más allá de los géneros, de las modas, de las edades, de las banderas, de los idiomas.

Hoy ese ángel ha volado. Vamos a extrañarte.