martes, diciembre 21, 2010

La felicidad de los otros


El niño tiene entre sus manos un pequeño auto de juguete que le han obsequiado. No se trata de un juguete cualquiera: colorido, lustroso, flamante, por el modo en que el niño juega con él estaríamos tentados de decir que es el auto de juguete que cualquier chico desearía tener.

Cerca hay un segundo niño, que mira la escena con sumo interés. Aunque en realidad no mira la escena: sus ojos son solamente para el auto de juguete. Finalmente se decide, se acerca hasta el dueño del mágico objeto y le dice algo.

Hay un instante de indefinición. El tiempo parece detenerse. Ahora el primero de los niños ha dejado de jugar y mide con la mirada a su interlocutor. Tal vez sea su amigo, aunque también puede que se trate apenas de un compañero de juegos ocasional. En cualquier caso, una sombra de duda atraviesa su rostro. Pero finalmente confía y cede: con mucho cuidado, el dueño del juguete lo deposita, junto con su confianza, en las manos del segundo niño.

Antes de que llegue a transcurrir un minuto, si el reloj no nos engaña, el auto de juguete estará roto. Es curioso: en verdad lo importante para el segundo niño no fue tener lo que el otro tenía, sino que el otro no tuviese, siendo que tampoco tenía él. En otras palabras, no era el deleite propio el objetivo, sino la nivelación: si yo no tengo, tampoco tendrás tú, si yo no puedo ser feliz, tampoco serás feliz tú.

Incluso sin saberlo, el segundo niño acaba de cometer su primer crimen. Otros llegarán, inevitablemente, más temprano que tarde.

1 comentario:

mar dijo...

Germán! pasaba para desearte un feliz fin de año y un comienzo muchísimo mejor!
Que tengas un excelente 2011 y ojalá que puedas cumplir con tus proyectos.

Pd1: como siempre, muy interesantes tus textos.
Pd2: qué lástima que el chat ya no está...

un abrazo
Marcela