lunes, febrero 06, 2012

Artes plásticas 2


Según parece, la familia real de Qatar pagó U$S 250 millones por el cuadro "Los jugadores de cartas", del francés Paul Cézanne, que se convierte así en la obra de arte más cara de la historia. Dicen que la tela irá a parar al Museo Nacional de Qatar, lo cual es al menos una buena noticia. Triste destino sería que esta pintura terminase oculta en la bóveda privada de algún excéntrico coleccionista millonario.

Pero más allá de esto también me digo: si por esas cosas del destino mañana llegara a descubrirse que este cuadro no era un Cézanne original, sino una copia, o que en realidad se trata de una obra que pintó otra persona y fue mal atribuida a Cézanne, su cotización bajaría estrepitosamente. Por lo pronto, ya nadie estaría dispuesto a pagar los U$S 25.000.000 que se pagaron por esta pieza. Sin embargo, el cuadro seguiría siendo el mismo. La conclusión es simple: lo que vale no es el cuadro en sí... sino el hecho de tratarse de un Cézanne. 

Entonces me pregunto: ¿No es esta una manera bastante imbécil de aproximarse a una obra de arte?

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