Hace justo cuatro años escribía una pregunta:
¿Cómo es que todavía tiene tanta agua el cielo?
Hoy veo el cielo, hay sol, también algunas nubes.
Recuerdo entonces, y lo recuerdo muy bien,
que en aquel momento parecía
que no iba a parar de llover nunca.
¿Hará falta que diga que no se trataba nada más
de esas lluvias que anuncian los meteorólogos
por más que, curiosamente, ambas coincidieran?
Hoy comienzo a saber que
todo inevitablemente termina.
Las lluvias, las calmas, los amores,
el dolor, los demás, nosotros mismos,
las tiranías, las democracias, el tiempo.
Nada hay de lo cual pueda decirse
que vaya a ser permanente,
excepto quizás el misterio.
Pero incluso el misterio dejará de
importarnos cuando dejemos de estar,
cuando dejemos de preguntarnos.
jueves, septiembre 07, 2017
Todavía tiene tanta agua el cielo
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