La noche transcurre otra vez
enigmática, inconmovible,
y otra vez pone de manifiesto
el insondable misterio de la vida.
Suena un concierto de Vivaldi.
Pero aquí solo estoy yo para escucharlo.
Solo yo, en medio de la noche,
en medio de tantas vanas soledades
anónimas, imaginarias o reales.
Hoy no hay nadie más aquí.
Solamente Vivaldi,
el tiempo que transcurre
y estas palabras que escribo
mientras la noche se lleva
los sueños de los anónimos seres
a un sitio del que nada sabemos.
lunes, diciembre 10, 2018
Nocturno
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