martes, septiembre 19, 2006

Algo de música: Robert Schumann (1810-1856)


















¿Por qué es este disco, y no otro, el primer audio en subir a este blog? Las razones podrían ser muchas, pero se resumen en estas dos: Primero, porque se trata del primer disco cuya gráfica me fue encomendada al momento de planificar este espacio. Segundo, porque esta mañana, cuando me levanté y decidí probar de subir un archivo de audio al blog, tuve ganas de escuchar Schumann, y no otra cosa. Curiosamente, no podría decir que Robert Schumann sea mi compositor favorito. Pero no hay duda de que es el arquetipo del compositor romántico, con su personalidad dual, por no decir múltiple, manifestada en sus dos alter ego, Florestan y Eusebius. Con su historia de amor con Clara Schumann. Con su historia de amor, de locura y de muerte, quiero decir. De muerte en un hospicio, como tenía que ser, tratándose de un ideal romántico, y esos últimos días en los que escuchaba voces de quién sabe qué fantasmas, ciento cincuenta años atrás en el tiempo. Es un ideal romántico del cual conviene prevenirse, por supuesto. Pero vale la pena rescatar la pasión que toda esa carga romántica logró poner en su música. Es mucho lo que se desprende de este tema y dos primeras variaciones de los Estudios Sinfónicos Op. 13 del compositor. Estudios Sinfónicos sin orquesta, sólo el piano y la pasión del músico, y la de quien escuche con atención. Creo que aquí se ve con claridad a qué se refería el pintor (también romántico) Caspar David Friedrich al decir que "Toda obra de arte auténtica es alumbrada en una hora mística, mucha veces a pesar del propio artista, bajo el impulso íntimo de su corazón". Como muestra, he incluido nada más que diez minutos de la obra. Que por supuesto vale la pena escuchar entera. La interpretación de Elisabeth Fiocca tiene todo lo necesario para que aquello que Schumann necesitó manifestar al componer este trabajo llegue hasta nosotros. Pero nada más cabe decir al respecto, porque como bien escribió Goethe, "donde acaba la palabra, comienza la música". ¿Tienen diez minutos? Cierren los ojos y escuchen...

4 comentarios:

MagnusGodmunsson dijo...

Lo felicito por el blog, y por el emprendimiento feliz de Amadeus, que demuestra que no hay necesidad de Estado para la difusión de lo más excelso.
Sin embargo, tengo una inquietud, no sería bueno para el oyente saber en que partes se divide cada obra, lejos estoy de querer dictarle lo que debe hacer, es sólo una sugerencia, de alguien que los escucha casi esde el principio.
Gracias y disculpe las molestias.

Anónimo dijo...

Ninguna molestia, muy por el contrario. Le comento que BM (BitacoraMundi) no es en realidad un emprendimiento de Amadeus, sino una iniciativa personal de uno de sus productores, por lo cual usted podrá encontrar aquí cosas que no se vinculen directamente con la música clásica.

Más allá de eso, lo cierto es que entre los Estudios Sinfónicos (Tema, once variaciones y Finale) y Die Davidsbündler, totalizan 31 números, lo cual haría aburrido realizar un listado. Lo que usted puede escuchar como ejemplo de muestra (¡ahí tiene razón!...) es el inicio de los Estudios Sinfónicos: el tema, que es un Andante, la Variación primera (Un poco più vivo) y la Segunda (Marcato il canto-espressivo).

Cordiales saludos.

MagnusGodmunsson dijo...

Gracias por su respuesta, es que estaba acostumbrado a escuchar radios muy puntillosas, a veces extremistas, una se refiere siempre a Franz Liszt como Ferenc Liszt, su nombre original, a Beethoveen como El genio de Bonn, a Bach como el de Leipzig, y llegaron al extremo de que, cuando presentan el Trío de Tchaikovsky, citan todas las variaciones del tercer movimiento. Cosas muy solemnes pero innecesarias, que pecan de pedantería. Eso es lo que me gusta de Amadeus, sólo hay música clásica y nada más.
Saludos.

Germán A. Serain dijo...

Adenda del 06/12/2006. Me cuesta un poco creerlo. Pero hoy en el diario La Nación salió un comentario sobre el disco firmado por Juan Carlos Montero, donde me menciona y halaga no sólo el trabajo gráfico que hice, sino también mis anotaciones para el booklet de este disco. Y tan admirado estoy, que por las dudas de que no funcione el vínculo, reproduzco el comentario en cuestión a continuación. Nobleza obliga: gracias JCM.

Miércoles 6 de Diciembre de 2006
Robert Schumann - Elisabeth Fiocca

La distinguida pianista y docente Elisabeth Fiocca hizo editar un nuevo CD –los anteriores fueron muy bien recibidos por la crítica– dedicado en esta oportunidad a dos obras esenciales de Robert Schumann: Estudios sinfónicos Op. 13 y Danzas de la Cofradía de David Op. 6, obras que por su complejidad y jerarquía musical son ideales para apreciar los quilates de un intérprete.

En este caso, la concertista argentina reitera una labor de alto nivel caracterizada por el acierto de su enfoque estilístico y por la sobriedad de su ejecución.

Bien se sabe que los estudios constituyen, junto al manojo de variaciones que los complementan, una composición ciertamente valiosa por la economía de su discurso, la fidelidad que hace el creador romántico con una concepción clásica en cuanto a la abstracción de elementos literarios, con la única excepción de una cita extraída de la ópera El templario y la judía, de Heinrich August Marschner.

Asimismo, la obra adquiere trascendencia en la evolución de la música para piano porque las variaciones se constituyen en un acicate, acaso un nuevo impulso, para el logro de las grandes construcciones posteriores, como las de Brahms, Franck y Rachmaninov.

Las danzas de la Cofradía de David por su parte, de un modo diferente, parecen ser pinceladas sobre la personalidad y rasgos del temperamento cambiante del autor, con una maravillosa alternancia de razón y locura, de sensibilidad apasionada y reposo desconsolado, pasión y pesimismo que se palpan a través de miniaturas de gran inspiración musical.

Pues bien, en ambas obras, Elisabeth Fiocca, que como hemos dicho es fiel al estilo romántico de Schumann, suma las virtudes de una ejecución expresiva, rica en las variables de los matices que hacen más placentera la audición, a la que contribuye de modo decisivo la sonoridad especial del piano Turner utilizado, muy bien preparado por Ricardo Quintieri.

El CD tiene el mérito suplementario de ser un producto íntegramente nacional, ya que fue realizado en los Estudios Irco Cosentino con ingeniería de sonido a cargo de Fabiola Russo y gráfica en talleres locales que no por sencilla omite todos los datos imprescindibles; detalles de duración de los 31 episodios musicales, un folleto con la biografía de la intérprete y un breve pero rico comentario de las obras firmado por Germán A. Serain.

En una palabra, un producto que merece enriquecer toda colección de quien tenga interés en intérpretes argentinos.

Juan Carlos Montero