lunes, septiembre 25, 2006

Miradas sobre el mundo

02PaolaBenitez

No es lo mismo ser un marginal que un marginado. Lo que ambos tienen en común es que uno y otro se mueven de algún modo por fuera del mundo. Claro está, hablamos de ese mundo del cual formamos parte como integrantes de una hegemonía. No existe de hecho un margen, una periferia, sin un lugar central desde el cual se observe. Ambas zonas se definen recíprocamente. Y no son estancas: hegemónicos en determinadas cuestiones, también podemos quedar al margen en otras.

No hay duda: es preferible ser marginal y no marginado. En el marginal hay una cuota de elección que no existe en el segundo. Y la posibilidad de cambiar de condición mediante un simple acto de voluntad. En el caso del marginado, en cambio, su lugar es el resultado de una imposición. Es la mirada de quienes se ubican dentro del artefacto hegemónico, que tal vez él desearía para sí, lo que lo deja en un lugar apartado del mundo. Sin embargo, más allá de las categorías, estas personas poseen una dignidad y una identidad propias. Y también tienen su mirada.

“¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?”, pregunta una canción del grupo Divididos. La respuesta no es banal, porque en esas miradas, en las de quienes están en el margen, tanto como en las nuestras, hay un poder. ¿Tenemos miedo de ver? ¿Y de ser vistos? Estas preguntas tienen que ver con el trabajo del Grupo Contraluz, integrado por jóvenes que viven en el interior de Ciudad Oculta, uno de los sectores más pobres que puedan encontrarse -si se busca un poco- en la Ciudad de Buenos Aires.

El verdadero nombre de este conjunto precario de viviendas es Barrio General Belgrano. Pero pasó a llamarse Ciudad Oculta a partir del momento en que el gobierno militar de 1978 decidió levantar un paredón para ocultar el barrio de la vista de los visitantes extranjeros, durante el Mundial de Fútbol. Los habitantes de Ciudad Oculta conviven con la pobreza, el hacinamiento y la inseguridad, sin acceso a la educación, a un buen empleo ni a servicios de salud. La condena de la marginación tiene que ver con esa lógica de un adentro y un afuera, que una vez instalada es tan dificultoso quebrar.

Y entonces aparece de nuevo el tema de la mirada. El Grupo Contraluz está formado por estudiantes de fotografía, que luchan contra el ocultamiento mostrando y mostrándose. La última exhibición del grupo se titula "Hay camino", y es un recorrido con la mirada por el barrio, los afectos, el mundo más próximo y cotidiano de quienes allí viven, incursionando al mismo tiempo en la fantasía o el ensueño. Estas imágenes hablan. Nos hablan del otro, tanto como de nosotros mismos. Sólo hay que estar dispuestos a escuchar. O a mirar.

Algunos ejemplos del trabajo del Grupo Contraluz:
Foto 1 - Foto 2 - Foto 3 - Foto 4 - Foto 5
Foto 6 - Foto 7 - Foto 8 - Foto 9 - Foto 10

Hasta mediados de octubre estas fotos pueden verse en el Espacio Fotográfico del Teatro de la Ribera, Av. Pedro de Mendoza 1821, de martes a domingo de 10 a 20 y los lunes 10 a 16, con entrada libre.

Para mayor ilustración, algunas fotografías de Ciudad Oculta pueden ser vistas a través de este vínculo.

4 comentarios:

c. dijo...

¿Mirar - como preguntarnos- es otra forma de develamiento?

Miré algunas fotos del link: son bellas. Y difíciles.

Cuando la facultad me devuelva la vida y el viento me lleve para La Boca, pasaré por la muestra.

jorgehue dijo...

No pude con la tentación y te robé. Con esa excusa de que "compartir es bueno". En todo caso, te acompaño a mirar y a caminar esas imágenes. En todo caso, preferí también desocultarlas en mi blog (http://disipaciones.blogspot.com/).
También por esa magia de Caro, miro de vez en cuando tu blog. Está muy bueno.
abrazo de jorge

Germán A. Serain dijo...

Gracias por la compañía, Jorge. Ciertamente se aprecia. Y también por considerar que estos materiales merecían ser "robados".

Los dioses nos crían y Caro nos junta. O dicho de otro modo: los amigos de mis amigos también son los míos aunque no nos conozcamos sino a través de un blog.

Conexiones, que le dicen.

jorgehue dijo...

hablando de dioses... Si no fuera que Caro es hija de Heiner (mi "discípulo") y Laura, diría que es la décima musa, acaso hija de Mnemósine y Zeus (o de Urano y Gea, tal vez). La musa (de la) "amistad".
No sé por qué destino, muchos de sus amigos son ahora mis amigos.
Así que brindo por nuestra nueva amistad fraguada en el juego del blog.