lunes, diciembre 18, 2006

La pureza vs. la fuerza...







Adoramus te, Christe,
et benedicimus tibi.
Quia per sanguinem
tuum pretiosum
redemisti mundum.
Miserere nobis.




Cuando volví después a su casa me dijo:
- ¿Sabes quién es el más grande de los músicos?
- Pues, no... -le contesté-. Quizás Beethoven...
- No -me dijo ella-. Ven a escucharlo.

Había conseguido algunos discos de Monteverdi; madrigales; y me los puso. Protesté, diciendo que sí, que me gustaba mucho Monteverdi, pero no más que Beethoven.

A ella Beethoven le empezaba a gustar menos que en su juventud. En los tiempos previos a la guerra, parecía preferir a Monteverdi, Bach, Mozart, el canto gregoriano. Desconfiaba cada vez más de la fuerza, incluso en el arte. Muchas veces discutimos respecto de Wagner. Me decía que después de haber escuchado a Wagner tenía la impresión de haber recibido una serie de bastonazos.

También en las artes plásticas sus gustos parecían haber evolucionado de manera semejante. Siempre le había gustado Miguel Angel, pero después le llegaron a gustar tanto, o más, pintores como Giotto, Masaccio, Leonardo, Giorgione. Cada vez más prefería la pureza a la fuerza."

Quien escribe las líneas de más arriba es Simone Petrement, compañera de estudios y amiga de la pensadora francesa Simone Weil, que es a quien en definitiva hace alusión el fragmento. Curiosamente, mi hallazgo de este breve relato coincidió, con unas pocas horas de diferencia, con la recepción, desde Italia, de un hermoso disco con piezas de Monteverdi y Frescobaldi a cargo del ensamble Musica della Corte, que dirige un viejo conocido mío, Eduardo Notrica. Fue esta casualidad la que me llevó a querer reunir ambos elementos en este comentario.

Si en el mundo del arte el lugar preponderante debería ser ocupado por la pureza o la fuerza, es algo sobre lo cual no tengo aún una opinión establecida. No creo estar dispuesto, al menos todavía, a renunciar a Wagner ni a Beethoven, en favor de otras expresiones. No creo, de hecho, en esta clase de exclusiones. Pero reconozco que en estas últimas horas encontré, en estas músicas de Monteverdi, tan bellamente interpretadas, un exquisito bálsamo, que no me canso de escuchar una y otra vez. Por algún motivo, en estos últimos días, la paz y la pureza me resultan cosas tan cercanas y necesarias. Mucho más que la fuerza, mucho más que la razón.

5 comentarios:

Germán A. Serain dijo...

Por supuesto, ya sé que tanto Beethoven como Wagner se ubican más cerca de la pasión que de la razón. Tanto como sé que en la fuerza de lo pasional también puede hallarse muchas veces pureza.

También comprendo que no tiene mayor sentido aclarar lo que se ha querido decir en un post, cuando se lo puede modificar y listo. Pero sucede que lo que está escrito es precisamente lo que se quiere decir.

Y si sobre el final de mi anotación reniego de la razón, es porque me refiero a aquella razón que habitualmente nos lleva a intentar explicar por qué hoy ha de gustarnos más una música que otra.

Hoy simplemente sé que Monteverdi me hace bien (pero por otra parte se trata sólo de un ejemplo), y creo que con eso basta.

Anónimo dijo...

Querido German, es un placer y un orgullo que hayas elegido musica de mi disco como "acompañamiento" para tus reflexiones y que además lo cites.

Felicitaciones por tu blog, está muy bien hecho, con cuidado, ideas y consistencia.

Un abrazo.

Santiago Javier dijo...

Como oyente de mùsica clásica una sola cosa puedo decir: hay momentos en los que necesito la fuerza arrolladora de Beehtoven, y hay otros en los que necesito una melodia dulce y armoniosa para serenar mi mar interior, luego de alguna tormenta de pasión.

Anónimo dijo...

amigo virtual:
cuando uno no puede detener ese estremecimiento que produce la música, uno comprende que el lenguaje del "espíritu", en definitiva, está gratamente invadido por el cuerpo; o al revés.
Monteverdi, esta pieza que es un genuino bálsamo que adquiere más sentido en la mañana de la nochebuena, me acerca a la vez a la pureza y a la fuerza... creo que la paz es, al fin, una fuerza vital arrolladora.
Te agradezco este regalo en tu blog, y te dejo un fuerte abrazo con mis deseos de felicidad para vos.
jorge

Germán A. Serain dijo...

Gracias a vos, Jorge, por tu visita y por tus palabras.

Y Santiago tiene razón. Sólo que en mi caso no coinciden los tiempos, y sería necesario reemplazar su "luego" por un "mientras tanto".

Es quizás en mis comentarios en otros blogs donde esto queda más expuesto.