Esta tarde mi hija tuvo, a sus nueve años, su primera lección de piano.
Por la noche me enseñó, a mis cuarenta, todo lo aprendido.
No está nada mal. Aprendemos dos al precio de uno.
No hablo (solamente) de aprender a tocar el piano.
Sino de lo mucho que tenemos para aprender todavía juntos.
jueves, marzo 15, 2007
Evolución
Publicadas por Germán A. Serain
Etiquetas: Reflexiones
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1 comentario:
hacía un tiempo que no entraba en tu blog.
es muy bello lo que decís
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