Vaya uno a saber por qué razón, al fin y al cabo presumible, esta mañana me desperté pensando en las efémeras, esos pequeños insectos, también conocidos como polillas sin boca, que deben su nombre al hecho de disponer de una vida brevísima, limitada apenas a unas pocas horas. De allí el nombre de este insecto, pariente cercano de las mariposas, que en verdad deberíamos llamar efemeróptero, término que deriva de la palabra "efímero".
Dado que la naturaleza ha previsto una vida tan breve para este animal, el mismo carece de boca. De hecho, no posee un aparato digestivo, pues no es necesario que se alimente. Ni siquiera es conveniente que lo haga: su tiempo es precioso. No debe perderlo buscando alimentos. Sólo debe dedicarse a volar, encontrar pronto una pareja, aparearse y depositar sus huevecillos en algún lugar húmedo y cercano. Con esto estará cumplida su misión vital. Luego el día terminará, y con él la existencia de este admirable insecto.
He escrito admirable. Y en cierto sentido es cierto: nos admira lo efímero de este animal. Nos espanta el aparente sinsentido de su efímera existencia. Y sin embargo, como escribió alguien en alguna otra ocasión, "Nosotros, que tenemos estómago y más de un día por delante, a la vista de Dios tal vez duremos apenas un poquito más que la inquietante efémera."
¿Cuál será la escala que utilizaremos para calificar el lapso de vida de este insecto como efímero? Porque, en efecto, ¿no es acaso también efímera nuestra vida? Tal vez todo esté puesto en relación a los objetivos que se planteen. Claro está, la efémera no tiene tiempo de reflexionar demasiado. No puede construir una cultura, preocuparse por obtener bienes materiales, por tener buena casa, auto, trabajo, patria, familia.
Pero más allá de esto, tal vez sea justo preguntarnos: ¿será esta mariposa feliz en algún instante de su brevísima vida? ¿Será acaso esa vida en algún punto más satisfactoria que la nuestra? ¿Será la efémera sabia, por quedar fuera del marco de aquel dicho que asegura que "quien tiene boca se equivoca"? ¿Habrá en ella algún instante de conciencia que haga referencia a su propia naturaleza? Lo más probable es que no. Somos nosotros quienes reflexionamos sobre la efemeróptera. Y no hay reciprocidad alguna: ella no reflexiona sobre nosotros, ni seguramente tampoco sobre sí misma.
lunes, enero 11, 2010
Efímero
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7 comentarios:
Seguro es feliz, porque no tiene tiempo para amargarse como lo hacemos nosotros por cada una de las cosas q nos pasan.
Mi querida amiga, me agrada tanto que pases por aquí. Y no es que no coincida con tu punto de vista. Pero intentando buscar un modo de ver alternativo me viene a la mente algo que le escuché decir una vez al maestro Alejandro Dolina, y es probable que no recuerde con exactitud sus palabras, pero era algo así como: "Si me dieran a elegir entre ser infeliz y ser un otario toda la vida, yo prefiero sin dudarlo un instante la infelicidad".
Y no es que diga que esta pobre mariposa sin boca sea -colmo de los colmos- además de eso una otaria, pero sí que mucha gente prefiere no saber, no pensar, dejarse estar, antes de enfrentarse al dolor de vislumbrar siquiera una revelación.
Yo digo: en la naturaleza de la efémera está el no poder reflexionar. En la naturaleza del hombre, en cambio, las cosas son distintas. No quisiera yo convertirme en una efémera sin serlo. Aunque, claro está, tenemos nuestros propios modos de ser efímeros. Y de eso es de lo que habla esta extraña entrada.
Gracias por pasar, señora.
(ok: señorita)
La efémera no tiene opción, nosotros quiero creer que sí (a menos que uno sea uno de los otarios del maestro Dolina...Me aterra eso de que podamos ser otarios sin saberlo. Solo los demás se darían cuenta.
Escribo mi pregunta acá, por más que está referida a otro blog, pero no sé si vas a publicar algo en él proximamente. Con placer leí las entradas de Música de dos mundos, y no hay nada nuevo desde enero del 2009 (buahh!!). A lo mejor habías avisado algo al respecto, pero no me enteré...?
Tenemos mucho qué aprender sobre lo efímero. Gracias por este post. Macarena.
Sabato dice que la disyuntiva es entre la felicidad zoológica y la infelicidad metafísica...
lo que se deberia dejar de hacer es tan pensantes, tanto reflexionar y creerce einstein o newton nos hace olvidarnos de esas pequeñas cosas (detalles)que la vida nos ofrece.
pero uno van tancerrado de ojos solo luchando por ser el mas grande en la cadena alimenticia que no miramos y menos observamos lo bello que tiene la vida y que les aseguro que la efimera goza, sin pensarlo Y TAN SABIAMENTE SOLO SINTIENDOLO(como una buena brisa en verano)..., sabias palabras de una persona con cancer que en realidad ahora goza su vida al limite. aun que sea corta.
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