"Tiene las manos apoyadas en la barandilla del mirador, siente el hierro frío y áspero, ahora está tranquilo, apenas mira, no piensa, y es en ese instante cuando acude a su espíritu vacío una idea para ocupar este su día libre, algo que nunca ha hecho en su vida, no tienen razón quienes se quejan de su brevedad si no la aprovechan como les ha sido dada."
(José Saramago, "Historia del cerco de Lisboa")
miércoles, mayo 19, 2010
Historia del cerco de Lisboa
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