viernes, mayo 14, 2010

Siempre me pregunté, si uno estuviese cinco días internado en una clínica, conectado a una manguera, en la nocturna compañía de un libro de Oliverio Girondo, en qué textos repararía la atención. Acabo de tener ocasión de responderme esta pregunta y me apresuro a consignarlo aquí, por si alguien más tuviese la misma duda, aunque sé que es probable que las respuestas a esta clase de preguntas varíen de persona en persona. En lo que a mí respecta, al menos, me detuve en un poema llamado Escrúpulo:

Me parece que vivo,
que estoy entre los ruidos,
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.

He dicho "me parece".
Yo no aseguro nada.


Y luego también en este otro, Puedes juntar las manos, aunque no completo, sino apenas hasta donde la casualidad o el editor decidieron que terminara la primera página:

La gente dice:
Polvo,
Sideral,
Funerario,
y se queda tranquila,
contenta,
satisfecha.

Pero escucha ese grillo,
esa brizna de noche,
de vida enloquecida.

Ahora es cuando canta.
Ahora
y no mañana.
Precisamente ahora.
Aquí.
A nuestro lado...
como si no pudiera cantar en otra parte.

¿Comprendes?
Yo tampoco.

4 comentarios:

Vanina dijo...

Ánimo Germán! la vida nos sorprende con estos obstáculos que son parte de nuestra existencia. Algunas veces sentimos la misma sensación que versa el primer poema sin necesidad de estar internados. Espero que rápidamente esto se convierta en una anécdota más de tu vida y que puedas valorarte (CUIDATE) haciendo todo lo que este a tu alcance para reflexionar acerca de lo que te reclama tu cuerpo. Que te mejores pronto!!! Abrazo Fraterno!

Germán A. Serain dijo...

Gracias, Vanina.

Vanina dijo...

fue muy duro mi comentario? a veces soy muy directa y no mido las consecuencias de cómo puede afectar al otro...estoy paranoica?

Germán A. Serain dijo...

Sí, Vanina. Un poquito.

(a lo de paranoica, me refiero.)

;-)