"Si alguien quiere que lo reconozcan, basta que diga quién es", parece que dijo una vez Albert Camus.
"En la generalidad de los casos, lo más lejos que llega quien tal aventura osa proponerse es decir el nombre que le pusieron en el registro civil", parece que le respondió Saramago.
¿Qué podría yo añadir a este diálogo?
Acaso cada una de las palabras que han venido a parar a este sitio. Todas ellas, sin excepción, intentan decir un poco quién soy; incluso cuando todas ellas sean, invariablemente, más pregunta que aseveración.
¿Quién soy?... No lo sé.
De pronto se me ocurre que tal vez nunca llegue a saberlo.
lunes, marzo 07, 2011
La pregunta sin respuesta
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Tal vez alguien dirá, proponiendo una respuesta tan fatal como sartreana, que en el último de los días, la suma de todas las cosas que hayamos realizado en la vida será una buena respuesta a la pregunta por la propia identidad. "¿Quién fue?", preguntarán los que queden, y esa suma de hechos vividos será entonces la respuesta ofrecida.
Sin embargo esta será apenas una respuesta posible. Lo factual no tiene porqué ser, necesariamente, lo verdadero. Muchas veces, en algunas ocasiones por error y en otras por acierto, no permitimos que eso que verdaderamente somos llegue a trasladarse a los hechos de la vida.
La verdadera respuesta a ese ineludible pero evasivo quién soy no está en un nombre, ni en un discurso, ni siquiera en los hechos, ni en las palabras. La cuestión en todo caso es, como bien lo entendió Charles Ives, una pregunta sin respuesta.
Pero siendo las cosas así, ¿con qué autoridad alguien podría atreverse a venir a juzgarnos, diciéndonos cómo somos?
Tal vez la verdad tenga que ver con que no somos, sino que en realidad estamos siendo.
Charles Ives. 1906. Y esta obra, La pregunta sin respuesta, escrita para un cuarteto de cuerdas, un cuarteto de vientos y una trompeta. Me gustó saber que el propio compositor indicó que cada uno de estos tres grupos debe trabajar independientemente, separado del resto, tal como se ve en el video que acompaña esta entrada.
También señaló que las cuerdas representan el silencio de los druidas, que no saben, no ven ni oyen nada. Por eso su melodía permanece inalterada durante toda la obra, sin verse jamás afectadas por la pregunta recurrente, realizada por la trompeta. En tanto los vientos, marcadamente humanos, se dedican a buscar la respuesta adecuada... pero al final abandonan su cometido, se diría que frustrados, de manera que al final de la obra la pregunta queda sin respuesta... o tal vez sea que quien responde es el silencio.
Hay quien dice que el que sigue es el texto que debiera acompañar la interpretación de La pregunta sin respuesta de Ives, y lo dejo aquí copiado porque realmente vale la pena:
Credo quia impossibile.
Creo en lo imposible.
Pure... sorrow is as impossible as pure... joy.
Pura... la pena es tan imposible como pura... la alegría.
The substitution of the proletarian for the bourgeois state is impossible without a violent revolution.
La sustitución del proletariado por la burguesía es imposible sin una revolución violenta.
I am the Prophet of the Utterly Absurd,of the Patently Impossible and Vain. Still bent to make some port he knows not where, still standing for some false impossible shore.
Soy el Profeta de lo Completamente Absurdo, de lo Patentemente Imposible y Vano. Todavía agachado para construir un puerto sin saber dónde, todavía erguido hacia una falsa e imposible orilla.
How often have I said to you that when you have eliminated the impossible, whatever remains, however improbable, must be the truth?
¿Cuántas veces te he dicho que cuando hayas eliminado lo imposible, lo que sea que quede, por más improbable que parezca, será la verdad?
"Y tú... ¿Quién eres tú?", le preguntó la Oruga a Alicia.
Recién en ese momento Alicia se dio cuenta de que no tenía la menor idea de cuál podría ser la respuesta a esa pregunta.
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