Dicen que Ginés fue un actor romano del siglo III. Según la leyenda, Ginés representaba una comedia ante el emperador Diocleciano cuando se le ocurrió la idea de parodiar la escena de un bautismo. Al parecer las cosas no sucedieron según lo esperado. Algunos dicen que se produjo un milagro; otros, que Ginés actuó su escena con tanta emoción que terminó convenciéndose de que aquella ficción era realidad. La cuestión es que, al recibir el agua bautismal, Ginés quedó convertido al cristianismo. No de mentirita, sino de verdad.
Por supuesto, el emperador no vio este cambio, tan repentino como inesperado, con buenos ojos. Lo cual le valió a Ginés primero la tortura, luego la muerte por decapitación, y finalmente una fecha dentro del santoral cristiano, que lo recuerda el 25 de agosto. Alguien pensó entonces que el 26 del mismo mes sería adecuado como para celebrar el Día del Actor, y así se hizo.
MORALEJA: La ficción y la realidad muchas veces se confunden. Pero cuidado, que esto no siempre es bueno. Salvo, claro está, que te ponga de buen humor ser sometido a suplicio.
(Feliz día a todos. Que todos somos actores, en alguna medida, y vamos por la vida probando papeles y representando siempre un rol diferente de lo que verdaderamente somos, por más que pretendamos no hacerlo; que lo en en verdad somos es una verdad que se nos escapa, eterno misterio para nosotros mismos...)
viernes, agosto 26, 2011
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