jueves, noviembre 24, 2011

Repentina lucidez...

Alexia (maravilloso nombre), una estudiante que cursa conmigo en la UBA, escribe en su parcial, demostrando haber comprendido bien el tema: "Nunca voy a poder conocer plenamente a alguien, a pesar de que crea conocerlo, y eso es muy triste."

Alexia pretende decir que lo que conocemos del otro es necesariamente siempre apenas una proyección imaginaria, que difícilmente se corresponda con la realidad. Una realidad, por otra parte, que ninguno conoce plenamente, ni siquiera la propia persona involucrada.

Me tienta anotar en el margen del parcial aquella frase de Serrat, que dice que la verdad nunca es triste, pero que no tiene remedio, pero luego me contengo, sencillamente porque a mí las verdades sí suelen ponerme triste. Pero en cambio anoto esta otra frase: "No se trata de que eso SEA triste, sino que TE PONE triste, que no es lo mismo."

Y entonces comprendo, al menos por un instante, la lucidez de eso que acaba de ser escrito a través de mi mano.

2 comentarios:

Germán A. Serain dijo...

"La idea del amor eterno es cierta", escribe alguien más en otro trabajo, y yo siento que debo dejarlo consignado en alguna parte... ‎

Y enseguida añade: "El problema es que la eternidad es relativa."

Nadia Traviganti dijo...

Creo en el amor eterno porque "necesito" creerlo así como necesito creer en Dios