Estamos solos.
Solos vivimos y solos nos vamos del mundo,
por lo general más temprano que tarde
y sin haber comprendido
el verdadero sentido
de este extraño juego que es la vida.
Solos pasamos por ella,
incluso cuando haya otros.
Y esa soledad nos angustia.
"No es bueno que el hombre esté solo",
exclamó alguien una vez
y en cierto modo tenía razón.
Y sin embargo
hoy caminamos solos por esta calle vacía
y de repente allí, cien metros adelante,
alguien aparece; nos ha visto
y estamos solos,
solos los dos en esta calle desierta.
Y entonces la inquietud, razonable y necesaria,
la duda sobre qué sería mejor hacer.
Después de todo, si nos hubiésemos
topado con un lobo sabríamos
tal vez a qué atenernos.
Pero con un ser humano nunca se sabe.
Es como dijo un día cierta persona:
el hombre es el único animal capaz
de instaurar un Auschwitz
y propalar los Evangelios.
miércoles, diciembre 21, 2011
El lobo del hombre
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