domingo, septiembre 30, 2012

Hay una fotografía
Que muestra la espalda de una mujer
Inenarrablemente desnuda
Quizás aun ligeramente sudada.
Nada más hay eso.
La foto de una mujer sobre una cama,
Su espalda, su pelo revuelto,
La pose sugerente
Y nada más.
Y sin embargo hay mucho más.
Hay un deseo inconfesable,
Una inquietud indecible,
Hay una extraña belleza
Y un hondo misterio
Acaso irresoluble,
El del tacto sobre esa piel,
El del sabor de esa espalda
Al deslizarse por ella la lengua
Sedienta del halo prohibido.


1 comentario:

Fiorella Romina Boattini dijo...

La simpleza de la imagen que planteas con tus palabras me lleva a pensar en la entrega de la postura, en el regalo de la imagen.
La espalda desnuda de quien reposa entre sabanas que se arrugan por el peso.
El silencio que cubre el momento.
El recorrido que puede realizarse con las yemas de los dedos, desdibujando los limites del cuerpo.
El misterio del rostro que descansa sobre la almohada y esa sonrisa que no se ve, pero se trasluce en el sutil cambio de textura al suspirar por el contacto.