domingo, septiembre 15, 2013

Cuentos de hadas


Después de haber trabajado durante años sobre diferentes tipos de ficciones, como lector, como escritor, como docente en talleres en los cuales la ficción estaba a la orden del día, llego a la conclusión de que hay pocas cosas que sean tan perversas como los cuentos de hadas. En una situación típica, siempre habrá en el cuento de hadas una joven princesa, un niño o cualquier otra personificación inocente e indefensa que, enfrentada a una situación penosa y naturalmente injusta (pues se entiende que un ser bueno no merece andar penando por la vida), recibirá en el último instante, justo cuando se encuentre en el borde de la desperanza, la providencial ayuda de quien, de un modo u otro, estará dispuesto a reconocer sus valores, sean estéticos o morales. ¿Y qué es lo que tiene todo esto de perverso? Pues no cabe ninguna duda al respecto: que se trata de una enorme mentira. Una mentira en la cual el niño, en su probable inocencia, eventualmente llegará a creer. Y que determinará que en un futuro, cuando inevitablemente ese niño se enfrente a cierta desdicha o desesperanza, tienda a suponer que alguien, algún príncipe fabuloso, alguna princesa de ensueño, algún hada o cualquier entidad maravillosa que imagine, llegará finalmente en su ayuda, cuando lo cierto es que nadie acudirá a su rescate. Así las cosas, el porvenir de esta criatura estará marcado por la decepción, y lo que es más grave, por su incapacidad de reaccionar cuando le toque el turno de enfrentarse a la vida. Y si alguien desea ver en estas líneas un sutil reclamo a quien, sin siquiera buscarlo, vino a ocupar el lugar de aquella persona que hubiese debido rescatarnos en algún momento crítico, no estará del todo errado. Pero no nos engañemos más. Ante la desesperanza, ante el dolor, la única ayuda segura que siempre podremos recibir será la que nosotros mismos logremos darnos. Las hadas, los príncipes, las princesas de ensueño, sencillamente no existen. Y si alguna vez alguien creyera toparse con alguno de estos personajes, mi consejo es que corra, antes de ser ganado por la ilusión primera, esa que no hará más que hacernos víctimas del posterior cruel desencanto. Si estás jodido, vas a tener que salir vos solo de allí, porque nadie llegará al recate, y cuanto antes lo descubras más pronto podrás comenzar a ayudarte.

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