martes, noviembre 12, 2013

HAL 9000


Hace unos días alguien me sugería la idea de que sería un buen plan de investigación sociológica relacionar las fotos de perfil que cada usuario selecciona en las redes sociales con el respectivo perfil psicológico. Yo estuve de acuerdo, pero por dentro no pude sino preguntarme qué razón me llevó a escoger, como imagen de mi propio perfil en Facebook, en lugar de una fotografía que muestre mi rostro, el inconfundible lente a través del cual HAL 9000 observa el mundo en esa maravillosa pero extraña película de Stanley Kubrick que es "2001 Odisea del espacio". Pensando un poco en la cuestión llegué a la conclusión de que existen al menos un par de razones para esto. La primera, la menos importante en realidad, es que tal vez me atrajo la actitud vigilante de quien todo lo ve. Hay algo de divino en esta lente, algo de Big Brother, algo de panóptico, algo del placer prohibido del voyeur, cierta vana pretensión de Aleph... Pero por otro lado hay una segunda lectura, que me parece mucho más interesante: en un contexto en el cual los humanos hacen un uso cada vez más profundo de las tecnologías, casi al punto de confundirse con ellas, incorporándolas a su propia naturaleza a la manera de un cyborg, esta computadora llamada HAL es la más humana de las máquinas, al punto de llegar a tener miedo ante la perspectiva de su propia muerte, lo cual ciertamente no es poco. Es verdad que HAL es en el fondo una máquina asesina. Pero bueno, nadie es perfecto, y en su defensa hay que decir además que la suya es una conciencia joven, parecida en términos biológicos a la de un niño. Complejo de Edipo mediante, todo niño desea en algún momento la muerte de quienes se ponen en su camino impidiéndole hacer lo que le venga en gana, y a HAL le sucede lo mismo. La diferencia en todo caso es que el niño no tiene el poder suficiente para llevar adelante sus peores intenciones, mother I love you, father I will kill you... Pero HAL sí tiene este poder, y está dispuesto a utilizarlo. En este sentido HAL 9000 es el antihéroe por antonomasia: lleva en sí todo lo malo y todo lo bueno que cada uno de nosotros tiene dentro. Hay que comprender en este punto algo básico, y es que el antihéroe es diferente del villano. El antihéroe no quiere hacer el mal, sino todo lo contrario, desea el bien, pero en el camino se le confunden ambos conceptos. Estamos hablando de un ente de naturaleza contradictoria, incapaz de sopesar convenientemente los medios en relación a los fines que persigue. Y lo cierto es que en el fondo todos nos reconocemos en el antihéroe, que se permite hacer lo que considera correcto sin que le afecte el qué dirán de los demás, porque se maneja dentro de parámetros morales alternativos. Pero volviendo a la cuestión de lo humano en HAL, me parece de lo más interesante plantearme a mí mismo, desde la imagen de mi perfil en una red social, como una máquina que tiende a lo humano antes que como un humano que tiende a convertirse en máquina. Que esto es precisamente lo que nos sucede, en mayor o menor medida, a todos los que terminamos viendo el mundo por aquí, a través de la pantalla de una computadora con la cual cada día nos sentimos más y más identificados, como si ella no fuese una cosa, sino una extensión de nosotros mismos.

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