viernes, noviembre 08, 2013

Pessoa y el amor como proyección imaginaria

Hoy me vienen a la mente unas palabras que alguna vez escribió Fernando Pessoa, acaso el mayor de los poetas portugueses:

"Nunca amamos a nadie: amamos sólo la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro; es decir, en definitiva amamos a un nosotros mismo."

Por alguna razón, la cita en cuestión genera enormes resistencias entre quienes la leen. Es como que si nos resultara sumamente dificultoso y hasta inadecuado aceptar la idea de que esa otra persona a la cual eventualmente se ama no sea en realidad más que una proyección imaginaria de nuestros propios deseos, de nuestras emociones, de nuestros más profundos anhelos. Pero es así: nunca amamos a un otro; a lo sumo se trata siempre de la idea que dejamos nacer en nosotros mismos en relación a ese otro que es el ser amado. La reflexión también vale, por supuesto, para el sentimiento contrario, y nadie detesta a otra persona, sino que rechazamos lo que en ella vemos de detestable. Todo es una proyección que nosotros elegimos, sin saber que estamos eligiendo, adoptar como cierta. De esto están hechas nuestras emociones, nuestros deseos y también buena parte de nuestros desvelos. También nuestros miedos, y nuestras soledades.

Por esto mismo es que los poemas de amor son siempre en algún punto vanos, en el sentido de no estar jamás destinados en verdad a la persona para la cual fueron en teoría escritos. Esto así, porque la inspiración corresponde siempre a un ser imaginario, nunca a una persona real, y también de esto nos habla Pessoa:

"Quien quiera que sea de algún modo poeta sabe que es más fácil escribir un buen poema (si es que los buenos poemas se ubican al alcance del hombre) acerca de una mujer cualquiera antes que sobre la mujer amada. El mejor poema de amor ha sido escrito siempre sobre una mujer abstracta."

Lo bueno de conocer esta extraña naturaleza que resulta propia de la poesía, tanto como del amor y el enojo, es que ella nos permite dejar el dolor de lado, para concentrarnos en la poiesis, incluso en la fuerza propia de la catarsis, pero entendida ya como una figuración, y no como un vínculo a un referente real. Acaso habrá quien pretenda acusar la existencia de algún desencantado cinismo en el fondo de estas ideas. Y es muy posible que eso sea cierto. Pero este detalle no invalidará la realidad de lo aquí dicho. Y quien lo comprenda sufrirá acaso un poco menos que el resto de los mortales. Mas ya que de poesía hablamos, terminemos transcribiendo algunas palabras de aquel alter ego de Pessoa llamado Ricardo Reis:

"Nadie a otro ama, sino que ama
lo que de sí hay en él, o se supone.
Nada te pese que no te amen.
Te sienten quien eres, y eres extranjero.
Cuida de ser quien eres, te amen o nunca.
Firme contigo, sufrirás avaro de penas."

No hay comentarios.: