Cuántas horas, cuántos días,
cuántas amargas noches,
cuantos siglos ya
de no estar a tu lado,
esta soledad se extiende
como una fría niebla,
como un limbo sin sentido,
y es una soledad terrible
porque sos vos, precisamente,
quien hoy está ausente.
Cuántos años fueron
de estar juntos,
de compartirlo todo,
cuántos años y por qué
por qué por qué
y cuándo y cómo fue
que tanta alegría se perdió,
yo siempre pensé que
quienes se aman de verdad
jamás se pierden del todo.
Por eso te escribo:
para decirte que todavía te amo.
Cuánto fue lo que anduvimos,
tuvimos una bella casa,
una hija tan hermosa,
hicimos el amor,
nos reímos juntos
una, dos, mil veces,
nos dolieron muchas cosas,
nos peleamos, nos perdonamos
cada vez que fue necesario,
excepto la última vez.
Llegará el día, inevitable,
en que uno de los dos parta primero,
y estará su cuerpo en un cajón,
vacío de vida y de esperanza.
Cuando ese día llegue
solo quedarán recuerdos muertos.
Hasta entonces te seguiré esperando.
lunes, febrero 24, 2014
Ausencia
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