viernes, noviembre 25, 2016

Efímeras


Efímeras. Este es el nombre con el cual se conoce a estas pequeñas mariposas. La palabra le hace justicia a su brevísima existencia: su vida entera, desde el momento en que salen de su capullo, transcurre en apenas un día. Después mueren. Las efímeras ni siquiera han sido provistas de una boca o de un sistema digestivo que les permita alimentarse. No tendría sentido, pues no tienen tiempo. Su único objetivo es garantizar la continuidad de la especie: aparearse, desovar y morir. Lo interesante aquí es notar lo siguiente: lo que para nosotros es apenas un momento, para una efímera representa toda una vida. Así como nosotros mismos somos efímeros, considerados en relación a la escala de la existencia del planeta que nos alberga, desde el punto de vista de una efímera, nosotros, los seres humanos, seríamos en cambio poco menos que inmortales. Esto bien puede servirnos para reflexionar acerca de la importancia del momento presente, del tiempo en el cual transcurrimos, que jamás será suficiente, pero tampoco es nunca demasiado breve. La vida promedio de un ser humano equivale a unas 30.000 generaciones de estas increíbles mariposas. Cada amanecer equivale a una nueva vida. A una nueva colección de posibilidades.

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