martes, noviembre 14, 2017

Sueño 171113

Sé que el sueño venía de antes, pero por mucho que lo intento no logro recordar nada. Vislumbro apenas un arma, una suerte de tridente gigantesco, que golpeaba. Después de eso solamente consigo retener una escena, o apenas un par de cuadros: un vagón de tren, recorriendo un túnel abandonado mucho tiempo atrás. Lo aterrador era que el vagón estaba lleno de cadáveres, que tenían amputados brazos y piernas, y en algún caso la cabeza. Había además algunas personas, pasajeros como yo, que estaban vivas. Compañeros míos en ese viaje demencial hacia un destino desconocido. Yo no llegaba a sentir miedo, pero sí mucha inquietud. A pesar de estar vivos como yo, todas esas personas que me acompañaban también eran en cierto sentido restos: había uno que había perdido las manos, por ejemplo. Otro estaba ostensiblemente ciego, pues algo le había arrancado los ojos. Yo me preguntaba entonces qué sería lo que me estaría faltando a mí. Qué cosa me habrían quitado o habría perdido, en tanto sobreviviente. ¿Acaso la lucidez? ¿Quizás el alma?

Por fortuna me despierto. Y entonces leo que alguien me ha dejado un mensaje que dice, sencillamente, que existe un mañana. "Mejor aun: también existe un hoy", le respondo. Dejo atrás las telarañas de la pesadilla. Todos somos sobrevivientes. Pero esa es la buena noticia: seguimos estando vivos.

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