viernes, enero 01, 2021

Alexandro y los no nacidos

Tengo un amigo que mató
a su mujer golpeando
con un martillo su cabeza.
No, aquí no hay metáfora ninguna.
Es un hecho tan literal como la muerte.
Y yo que no soy capaz de matar una mosca...
Leo esta línea que acabo de escribir y me detengo.
Hace apenas un minuto aplasté una cucaracha
y lo hice porque sí nomás; porque podía.
Mejor regreso sobre el hilo del asunto:
Tengo un amigo que mató a su mujer
golpeando con un martillo su cabeza.
Nunca le pregunté por qué lo hizo.
Tampoco qué sintió al hacerlo.
Jamás hablamos al respecto
pero el hecho me enseñó
algunas cuantas cosas.
Por ejemplo, que no siempre
un asesino es por fuerza
una persona malvada.
Shit happens, you know.
Te guste o no admitirlo
cualquiera de nosotros,
dadas ciertas circunstancias,
podría convertirse en homicida
de la noche a la mañana.
Hubo quienes me mal juzgaron
por no haberme sumado
de un modo más convincente
a la condena de aquel reo.
Hoy imagino a aquellos jueces
luciendo quizás un pañuelo verde
en sus cuellos o en sus manos,
suponiéndose inocentes,
cuando la realidad es que todos
somos culpables por algo.
Muchos dirán que no es lo mismo.
Yo digo que no hay modo de saberlo.
Sigo sin condenar a nadie pero
no comprendo la vanagloria del caso.
Porque sí, o porque puedo...
Allí radica el quid de toda la cuestión.
Sugiero nada más un poco de prudencia.
La duda es la jactancia de los intelectuales,
dijo una vez alguien que, por cierto,
de intelectual tenía poco y nada.
Yo procuro obligarme a la duda.
Quizás por eso me pregunto
cuáles serán los límites
que definen a una persona.
Si será su color de piel,
su credo, sus ideas,
sus cuentas bancarias,
sus preferencias sexuales,
su nacionalidad, sus genitales,
o el solo hecho de haber nacido.
Pienso entonces que es posible,
si se me disculpa el retruécano,
que nos convirtamos
en potenciales asesinos
cada vez que nos resistimos
a descubrir en el otro a un otro.
Cuando lo invisibilizamos.
Y esto sucede todo el tiempo.
Quizás sea nuestra condición humana.
Pero no estaría mal que el decoro
nos imponga al menos intentar
ser más sensatos y discretos.

No hay comentarios.: