domingo, enero 17, 2021

Paradojas

Uno de los mayores problemas de nuestra sociedad es que en ella se suelen plantear dilemas paradojales para los cuales se exigen resoluciones que parten de falsas premisas. Es algo así como lo que sucede con el juez que pregunta, exigiendo que se le conteste por sí o por no, cuando resulta que la verdadera respuesta es cuatro. 

Enseña Paul Watzawick, uno de mis pensadores de cabecera, que el modo correcto de salir de un problema paradojal es escapar de las reglas que el problema pretende imponer. La única solución real en esos casos es generar una categoría de respuesta alternativa. 

Un ejemplo posible: un peluquero recibe la orden de cortar el pelo a todas aquellas personas -pero únicamente a aquellas personas- que no se corten el pelo a sí mismas, ¿Debería él mismo cortarse el pelo? Este es el ejemplo perfecto de una paradoja: aparentemente hay solo dos opciones disponibles, y cualquiera que se elija se estará incumpliendo la regla. La única solución posible es correrse de la idea de que hay únicamente dos alternativas.

Por supuesto, no es precisamente esto lo que solemos hacer, y por ese motivo nos extraviamos en peleas y debates vanos, unos defendiendo el Sí, otros luchando a muerte por la conquista del No... Y unos pocos observando consternados, sabiendo que la respuesta es cuatro. O quizás amarillo, o acaso diamante, o margarita, o ruiseñor... Pues tampoco existen respuestas definitivas de una vez y para siempre para todas las cosas.


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