martes, abril 17, 2007

Ilusiones


Desde hace varios días, semanas, incluso meses, esta imagen me inquieta. ¿Cuál es la razón? La verdad es que no hay ninguna razón aparente; aunque ya se sabe que las apariencias a veces engañan. Tal vez no quiero terminar de saber. Se trata, después de todo, nada más que de una tela, el estampado de un cubrecamas (el mío, para ser más puntual), compartido por dos almohadones sobre los cuales suele descansar cada tanto mi cabeza durante las noches.

Mi mente, sin embargo, se empecina en ver allí otras cosas, formas de hombres y de mujeres, por ejemplo, memorias de tiempos remotos, añoranzas de paisajes imposibles, los afanes de los cuerpos extraviados, allí donde tal vez sólo haya, después de todo, una humilde trama de hilos dispuestos de un modo un tanto caprichoso. Así es a veces nuestra mente, una fábrica de ilusiones. ¿O acaso será posible que, después de todo, esas percepciones que uno termina creyendo falaces sean, al fin y al cabo, la mirada verdaderamente lúcida de las cosas tal como deberían ser?

Hay días en que imagino que estos hombres y estas mujeres cobran vida, y entonces les pregunto acerca de todos los misterios sin resolver que me desvelan. Pero es en vano, por supuesto. No porque estos seres no me respondan nunca, sino que, cuando lo hacen, el sentido común me lleva a pensar que todo no ha sido sino un producto de mi febril imaginación.
Por otra parte las cosas que escucho tampoco son claras. Los mensajes me recuerdan las profecías del Oráculo de Delfos, que tanto podían ser interpretadas en un sentido o en su perfecto contrario. Tal vez estos mensajes debieran ser leídos entre líneas... como todas las cosas siempre, en definitiva.

Lo cierto es que cada noche que apoyo mi cabeza sobre estos almohadones, o me abrigo con ese cubrecama, un mar de delirios parece apoderarse de mí. ¿Serán realmente meras ilusiones? ¿O habrá en algún lugar de la mente una memoria inconfesable que me lleva una y otra vez a revivir una vida distinta de ésta, rodeado de esos hombres y esas mujeres estampados en la tela? Hay días en que siento que realmente necesito volver a estar entre ellos. ¿Será acaso una ilusión posible?

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad que a mí también me inquieta el estampado de tu cubre cama. Lo primero que pensé al verlo, es que los dibujos son hombrecitos, tiene como una cierta presencia. Saludos.